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Fernando Alonso, en el GP de Bélgica.
La lucha de los ejércitos de Alonso y Sainz
Fórmula 1

La lucha de los ejércitos de Alonso y Sainz

La remontada de Alonso en Spa coloca a la escudería McLaren por delante de Toro Rosso en la clasificación general de escuderías

David Sánchez de Castro

Lunes, 29 de agosto 2016, 19:48

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Este lunes se cumplían 12 años de la última victoria de Michael Schumacher, que también supuso su séptimo título mundial. Todo el mundo tiene muy claro que es el alemán, cuyo estado sigue siendo el mismo desde hace meses, quien más trofeos de campeón ha conquistado en la historia de la Fórmula 1, pero algunos dudarían si se pregunta por las escuderías más exitosas en el campeonato de marcas.

Para el público en general tiene mucho más interés saber qué gladiador se alza con la corona de laurel, que en qué equipo lo logra. Los aficionados suelen ser, especialmente en los últimos años, más de pilotos que de equipos. Por eso en Bélgica pasó desapercibido un dato que, puesto en perspectiva, puede ser fundamental para el devenir de los pilotos españoles Fernando Alonso y Carlos Sainz. El abandono del madrileño y la remontada del asturiano permitieron a McLaren adelantar a Toro Rosso por sólo tres puntos, lo que hace que el equipo inglés se aúpe al séptimo puesto de la general.

Para Toro Rosso y para McLaren, especialmente para los primeros, la diferencia económica que supone acabar el año en sexta plaza y no en séptima. Las vicisitudes de una temporada compleja en los dos equipos ha puesto en valor la necesidad de luchar pulgada a pulgada, como decía Al Pacino en 'Un domingo cualquiera', o punto a punto.

Ya lo fue el año pasado, pero en este 2016 también: Sainz y Alonso se han convertido en rivales (no pueden ser enemigos) por entrar en el 'top 10'. Ambos comparten el mismo objetivo, que es llegar a los puntos sin plantearse un mínimo mientras eso sea entrar entre los diez mejores de un Gran Premio. Los dos corredores españoles que se baten el cobre en cada circuito, parten desde posiciones muy distintas.

Por un lado, a Fernando Alonso se le exige la excelencia siempre, muy por encima de lo que su maltrecho McLaren le permite hacer. El rendimiento del monoplaza de Woking no tiene nada que ver con las promesas y expectativas generadas, por lo que la carrera de Bélgica se celebró prácticamente como una victoria de las que acostumbraban hace años. Todo punto (con su consecuente beneficio económico a final de temporada) está encaminado no sólo a ayudar a que den un paso adelante, sino a volver a lo más alto. McLaren, como cualquier equipo grande, sólo pude aspirar a la victoria.

Enfrente se encuentran a una Toro Rosso que, por mucho que estén separados por distintas fábricas o equipamiento e incluso motores en según qué época, no son más que un equipo filial de Red Bull. Carlos Sainz, como antes su ex compañero Max Verstappen, no aspira a hacerse campeón con la escuadra de Faenza, antigua Minardi, sino a dar el salto al primer equipo, que es quien pelea por las victorias. Por eso, para Sainz, cada punto que suma para Toro Rosso, es una línea argumental más que puede aportar a sus jefes de Red Bull para que le den un asiento. Y si no es en su casa madre, en otra escudería, pero está claro que nadie quiere triunfar 'per se' en Toro Rosso: ni es su función, ni su aspiración.

Empatados a 30 puntos

Carlos Sainz y Fernando Alonso llegarán a Monza, cuna del automovilismo italiano y casa de Ferrari, con los mismos puntos: 30. Para el joven aprendiz verse empatado, e incluso por encima en según qué momentos de la temporada, es todo un sueño.

No llega para jubilar a Alonso, porque no aspira a eso, sino a continuar con su legado. Al veterano maestro le quedan no demasiados años en la Fórmula 1, quizá uno si se cumplen las amenazas que él mismo lanza cada vez que puede, y es consciente de que poco más puede hacer este año. Todo dependerá de un 2017 en el que Sainz, sea en Toro Rosso o en otra escudería, buscará dar el paso definitivo para colarse en el selecto club de pilotos potencialmente 'campeonables', de esos que sea por talento puro (Hamilton en su momento, Verstappen ahora) o por su seguridad y regularidad (Button en 2009, Rosberg ahora).

Tanto en McLaren como en Toro Rosso tienen muy claro quiénes son sus líderes. Ni un Jenson Button con pie y medio fuera ni un Daniil Kvyat devaluado al máximo están en condiciones de rebatir el puesto de primer piloto de sus respectivos equipos. Por eso ponen todas sus esperanzas, también en el campeonato del mundo de constructores, en el buen hacer de Sainz y Alonso, a quienes no les queda otra que aceptar la responsabilidad. o plantearse otro destino.

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