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Hamilton celebra su victoria.
Alonso: sin armadura, sin espada, sin paciencia
gp de japón

Alonso: sin armadura, sin espada, sin paciencia

El asturiano (11º) estalla en la carrera de Japón, que ganó Lewis Hamilton

David Sánchez de Castro

Domingo, 27 de septiembre 2015, 02:13

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Hasta en tres ocasiones se escuchó por radio a Fernando Alonso soltar espumarajos contra McLaren Honda. La impotencia que siente el español al verse luchando con pilotos netamente inferiores, con las únicas armas de un monoplaza menor (tanto en chasis como en motor) y su propia paciencia acaban por resquebrajar la máscara con la que plantea cada carrera esta temporada.

Alonso acabó undécimo, un resultado que en cualquier otra carrera del año (visto en perspectiva) hubiera firmado. El problema es el modo en el que lo consiguió. En la primera vuelta estaba noveno, los puntos parecían posibles, y tenía por detrás a un Carlos Sainz que no le iba a estorbar. Sin embargo, muy pronto estaba rondando el 13º o 14º, peleando contra unos molinos que realmente son gigantes para un McLaren que hace aguas por todas partes. La olla a presión que es un Alonso que se sabe mejor de lo que sus resultados imponen empezó a soltar pequeños bufidos. ¡Es vergonzoso, muy vergonzoso!, se quejó mientras Sainz, no sin cierta condescendencia, le dejaba atrás. Sin potencia en rectas, sufriendo en las curvas y sabiendo que no iba a mejorar la situación, Alonso tardaba pocas vueltas más en volver a lanzar un misil contra la línea de flotación de Honda, y en su casa: ¡Es un motor de GP2! ¡Buah!.

Mediada la carrera, Alonso se vistió con una armadura de orgullo, se hizo ancho de cuatro metros y empezó una encarnizada defensa sobre el ardiente Max Verstappen, que sufrió en sus carnes lo que supone un asedio sobre el bicampeón español. Seis vueltas duró la muralla de Alonso, hasta que Verstappen (que carácter tiene, pero calidad también) le ganó la plaza. Entonces comenzó una pelea que acabó pronto con los Sauber. ¡Vaya pilotos con los que estamos luchando!, se quejó por tercera vez Alonso, para que todos lo escucharan. El piloto asturiano se harta del rendimiento de un McLaren que, como dijo después su compañero Jenson Button (16º), es como si a un samurái le llevas a luchar, pero sin armadura y sin espada.

Sainz se equivoca y cede ante Verstappen

Carlos Sainz sale de Suzuka con la sensación de poder haber logrado algo más. El piloto madrileño se vio envuelto en un toque en la salida con los Force India del que salió indemne (no así Sergio Pérez, que acabó muy atrás), pero aguantó en pista tras Fernando Alonso. En cuanto se quitó de encima a su amigo, empezó la lucha con los Lotus por los puestos de la zona media de puntos, pero cometió un imperdonable error que, a la postre, le costó unos pocos puntos.

El español estaba intentando ganarle el octavo puesto a Pastor Maldonado en boxes cuando, al entrar, se precipitó en la trazada y se llevó por delante el bolardo que delimita la calle de los garajes. Llegó a cambiar los neumáticos con el alerón descolgado, pero el incidente pilló de improviso a los mecánicos, que perdieron unos vitales segundos hasta que le colocaron el repuesto.

Hacia final de la carrera, se vio en otra situación muy tensa: su compañero Max Verstappen llegaba por detrás con mejor ritmo, con mejores neumáticos y con opciones de llegar a los Lotus. Esta vez no hubo polémica, como en Singapur, porque Sainz la cortó de raíz: le ordenaron dejarse pasar, y lo hizo (con pasada de frenada incluida). Dos no se pelean si uno no quiere o si el equipo lo frena.

Hamilton recupera el paso

Por delante, Lewis Hamilton volvió a mostrar la cara a la que nos tiene más acostumbrados esta temporada. Se comió en la salida a Nico Rosberg, que esta vez se quejó de una súbita pérdida de potencia en los primeros metros, y lideró todo el domingo. El piloto británico olvida de la mejor manera posible el desastroso fin de semana de Singapur y ya empieza a sacar la calculadora de cuándo puede ser campeón.

En la próxima cita, Rusia, lo más fácil es que como ocurriera en 2014, Mercedes se proclame campeón del mundo de constructores. Sólo tienen que aventajar en tres puntos a los Ferrari, que en Japón tuvieron de nuevo a Sebatian Vettel a su mejor hombre. El alemán no tuvo una cita tan perfecta como en Singapur, pero se mantiene como la gran alternativa al absoluto dominio de las flechas plateadas. Su escasa lucha con Rosberg se resolvió en boxes, a favor del subcampeón del mundo, en una cita que acabó mejor de lo esperado para él.

Hamilton, además, ha conseguido cumplir el sueño que se le escapó en la última prueba del Mundial: igualar a su ídolo Ayrton Senna.

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