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Alonso (i) y Ricciardo, en el podio de Hungría.
Ricciardo se doctora ante el maestro Alonso
gp de hungría

Ricciardo se doctora ante el maestro Alonso

El australiano de Red Bull se lleva su segunda victoria de la temporada en una carrera absolutamente épica, con actuación estelar del español, quien terminó segundo

DAVID SÁNCHEZ DE CASTRO

Domingo, 27 de julio 2014, 02:57

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Hungría, quién lo iba a decir, ha deparado una de las carreras más emocionantes de los últimos tiempos, en la que Daniel Ricciardo consiguió una titánica victoria sobre un Fernando Alonso absolutamente estelar. Él dice que no fue su mejor actuación, pero sin duda está en el top-3 de sus carreras. El asturiano llegó a liderar una prueba que tuvo de todo: dos coches de seguridad, lluvia, estrategias muy complejas y distantes y que no se decantó hasta la última curva. El podio del asturiano sirve, además, para volver a tapar (y van...) las carencias de un equipo Ferrari que necesita grandes premios locos para intentar colarse en la parte de arriba.

El podio lo completó un Lewis Hamilton rebelde, quien no obedeció cuando le pidieron que se dejara adelantar por Nico Rosberg, que volvió a realizar una remontada épica, en este caso desde el pit lane y que incluso cometió sendos errores en las primeras vueltas. El inglés, en su afán por tratar de llegar lo más arriba posible lo antes posible, tuvo dos trompos nada más tomarse la salida. Pese a todo, acabó luchando incluso por la victoria. ¿Alguien duda, a estas alturas, de que Hamilton no se va a rendir en su intensa batalla con Nico Rosberg? El líder del campeonato acabó cuarto, y eso que lo intentó con todas sus fuerzas hasta los metros finales.

A río revuelto... Fernando Alonso

La carrera ya empezó con incertidumbre. Faltaban 45 minutos para el arranque de la prueba cuando las primeras gotas que cayeron sobre el Hungaroring se convirtieron en un auténtico chaparrón que convirtió la pista magiar en una pista de patinaje. Todos los pilotos se vieron obligados a salir con neumáticos intermedios, y ya desde la salida, Fernando Alonso demostró que tenía en el punto de mira llegar al cajón. Mientras Nico Rosberg se escapaba, el asturiano se colocó segundo, hasta que finalmente cayó al cuarto puesto.

Todo parecía en manos de Rosberg, pero por atrás un actor secundario, casi invitado en este campeonato, provocó el primer giro de guión. Marcus Ericsson perdió el control de su Caterham, se estrellló y abandonó el monoplaza en medio de la pista. La dirección de carrera ordenó salir al coche de seguridad a pista y todos los pilotos lo aprovecharon para entrar en el trazado. A algunos les salió mejor que a otros: Nico Rosberg se hundió, mientras que Daniel Ricciardo, Felipe Massa o Fernando Alonso se auparon a los puestos de arriba. Jean-Éric Vergne provocó un 'trenecito' detrás de él, con Rosberg, Vettel y Hamilton intentando pasar al de Toro Rosso. Todo esto le vino genial a Fernando Alonso, que pudo engancharse a la estela de Felipe Massa.

Cuando todo parecía estabilizarse, y con la amenaza de otro chaparrón inminente, Sergio Pérez cometió un error similar al de Ericsson y estrelló su monoplaza en la recta. Segundo 'safety car' de la prueba, y de nuevo baile en boxes. A diferencia de sus rivales, Alonso resistió en pista todo lo que pudo y más, y para variar, en Ferrari acertaron en la estrategia. El español aplazó su parada en los talleres todo lo que los neumáticos se lo permitieron, paró después que Ricciardo y Massa y se encontró con el liderato. Alonso, líder, quién lo diría.

Vergne, de nuevo, ejerció de aliado inesperado de Alonso, al provocar un nuevo tapón sobre Rosberg, Vettel y Hamilton. En cuanto los dos primeros entraron en boxes para hacer una nueva parada, el inglés de Mercedes se quitó de encima al de Toro Rosso y comenzó una incesante persecución sobre su excompañero Alonso.

Un final de infarto

Quedaban poco más de veinte vueltas cuando Alonso entró a cambiar sus ruedas por última vez. El objetivo estaba claro: aguantar en pista sin entrar en el garaje. Los primeros neumáticos blandos habían aguantado más de 30 vueltas, así que tendría que repetir las condiciones. Con las últimas paradas y a falta de diez giros se vivió un sprint final digno del Tour de Francia. Alonso, Ricciardo, Hamilton y Rosberg (el alemán, desde lejos). Sólo podía ganar uno, y el orden del podio no estaba ni mucho menos marcado.

Hamilton fue el más agresivo en esta recta final. Apretó los dientes y le enseñó la rueda a Alonso, que tuvo incluso que saltarse una chicane, mientras Ricciardo empezó a planear su ataque definitivo. A falta de menos de cinco vueltas, el australiano lanzó su envite y, con los neumáticos en mejores condiciones que los de sus predecesores, apartó de su camino primero a Hamilton y después a Alonso. La victoria se le escurrió al asturiano de entre los dedos, pero pudo ser peor: por detrás venía Rosberg como una exhalación. Sólo la batalla entre los propios compañeros de Mercedes salvó su segundo puesto, ya que Hamilton prefirió jugarse un accidente con Rosberg tras bloquearle, que intentar seguir el ataque contra el asturiano.

Al final, sudando casi sangre, Alonso entró en segunda posición, mientras Ricciardo ganaba y Hamilton dejaron a Rosberg sin podio. De infarto es poco para calificar las últimas vueltas. La actuación de Alonso, sin duda la mejor del año, le permite ser el único piloto que ha puntuado en todas las carreras, dejando además un gran sabor de boca a todos los aficionados que le vitorearon en el podio. Cansado, y algo decepcionado por no haber consumado la victoria, el español se subió al podio para acompañar a Ricciardo y a Hamilton. Ahora toca descansar, hacer las maletas e irse de vacaciones hasta el próximo Gran Premio de Bélgica, pero se hace con la sensación de que esta carrera fue una traca final perfecta de una primera parte del campeonato.

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