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Filip Ingebrigtsen, de Noruega, evitó que Adel Mechaal lograse el bronce en la prueba de 1.500 metros. REUTERS
La amarga transición del atletismo español
Mundial de Londres 2017

La amarga transición del atletismo español

El Mundial de Londres es el primero en la historia que termina sin medallas para la delegación que preside Raúl Chapado.

Miguel Olmeda

Madrid

Lunes, 14 de agosto 2017, 19:24

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Renovarse o morir. Quien acuñó la célebre frase, si es que de verdad alguien la pronunció alguna vez y no degeneró de otra similar en el boca a boca, no había previsto un inconveniente: no siempre lo nuevo mejora a lo que sustituye. Y si no que se lo digan al Atlético de Madrid, que ha tardado tres años en darse cuenta de que, como Diego Costa, no había otro ‘9’. Pero más que buscarlo, el relevo generacional le ha dado al atletismo español en las narices durante el Mundial de Londres. Un campeonato en el que la delegación que preside Raúl Chapado se ha vuelo, literalmente, de vacío. Sin medallas por primera vez en las 16 ediciones que forman la historia de la competición.

El propio presidente de la Real Federación Española de Atletismo (RFEA) había avisado antes de la cita británica que sería «un Mundial complicado» de cara a los triunfos. La temporada marcada por la irregularidad y las lesiones de Ruth Beitia, Orlando Ortega y Miguel Ángel López, las tres opciones más claras de tocar metal, no invitaba al optimismo. Y los presagios de Chapado se han cumplido. Decimosegunda, séptimo y décimo terminaron los tres favoritos. «Un campeonato donde España se va sin medallas no es un buen campeonato nunca», valoró tras el fracaso de la selección el dirigente abulense. Aunque él siempre repite que a cada atleta «hay que valorarlo por su nivel», y en ese sentido no todo son malas noticias desde Londres.

Mejores marcas personales

Al contrario, pues España se presentó en la capital del Reino Unido con una delegación de 56 deportistas, la tercera más numerosa de su historia y la sexta de entre todas las participantes. Dentro de ese medio centenar de atletas, es cierto que algunos no han estado a la altura. Por diversas circunstancias, Eusebio Cáceres no fue capaz de ejecutar ni un salto válido en la longitud; y Samuel García ni se acercó a los 45 segundos exactos que semanas atrás le habían convertido en el segundo cuatrocentista nacional más rápido de todos los tiempos. Pero también es cierto que más de una decena de españoles ha salido del campeonato con marca personal bajo el brazo.

Beitia y compañía dejan paso a una generación de jóvenes aún algo verdes para ganar, pero muy competitivos

El problema es que, aun dando su máximo, la mayoría de los atletas españoles está a la cola del panorama mundial. Sin los ‘grandes’ en plena forma, las opciones de subir al podio se reducen al mínimo. Y los saltos de Ruth Beitia, como se ha visto, tienen fecha de caducidad. «No hemos cumplido con nuestra historia», aseguró Ramón Cid, director técnico de la Federación, haciendo balance del Mundial. «Un 25% de las actuaciones han sido malas, un 20% regulares, otro 25% buenas y un 30% excelentes», resumió, quizás barriendo para casa a tenor de los resultados. Y es que no se trata únicamente de ganar medallas. En 48 pruebas sólo ha habido cinco finalistas españoles: hasta 29 países, doce de ellos europeos, han colocado a más en toda la competición.

Bruno Hortelano marcó hace un año el camino a seguir y en Londres lo han continuado los chicos del 4x400 –quintos-, Adel Mechaal en el 1.500 –cuarto-, Álvaro Martín y Laura García Caro en los 20 kilómetros marcha –octavo y novena respectivamente-, Jorge Ureña en el decatlón –noveno- y Ana Peleteiro en el triple –séptima pese a la lesión que le impidió acabar la prueba-. Jóvenes que aunque todavía no pelean por los metales –salvo el mediofondista-, representan a la perfección el atletismo español de nuevo cuño. Sin grandes estrellas, al menos grandes competidores.

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