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DANIEL PANERO
Lunes, 1 de mayo 2017, 00:56
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Carolina Marín es leyenda. La jugadora onubense se adjudicó ayer su tercer Campeonato de Europa al imponerse con una solvencia impropia de una final a la escocesa Kirsty Gilmour en dos mangas (21-14 y 21-12) y 43 minutos de juego.
Como un ciclón. Así comenzó Carolina Marín la final de Kotlin frente a Gilmour. Segura, sin dar respiro a su rival y con un nivel que no daba ningún tipo de opción a una jugadora que conoce. La escocesa ya probó el gen competitivo de la española en 2014 y 2016. Ni siquiera eso le sirvió para frenar el torbellino inicial. 11-5, 14-5 y 21-14, tres golpes, tres mazazos que otorgaron muy rápido la primera manga a Carolina Marín, dispuesta a resolver por la vía rápida.
En la segunda, Kirsty Gilmour intentó reaccionar y mantuvo un marcador igualado en el primer tramo, hasta el 5-5. Fue entonces cuando el choque se rompió. El momento decisivo dio paso a una Carolina Marín que barrió de la pista a su rival de forma contundente. Del empate se pasó al 11-6 y de este al 21-12. Dos arreones dignos de la segunda mejor jugadora del planeta, solo por detrás de la taiwanesa Tai Tzu Ying. Otra hazaña más para la meteórica carrera de la jugadora española. Con este título, Carolina Marín se sitúa en el máximo escalafón histórico del bádminton europeo. Las tres coronas logradas en 2014, 2016 y 2017 igualan el récord registrado por la danesa Camilla Martín. El currículum de la española va más allá. Además de Europeos, suma un oro en los Juegos Olímpicos de Río y los Mundiales de 2014 y 2015.
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