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SERGIO MARTÍNEZ
Jueves, 30 de marzo 2017, 00:03
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Un bonito gesto, en sintonía con la filosofía que rodea al rugby, convirtió al equipo sub 12 del Marzola Rugby Rioja en protagonista de una historia convertida en viral a través de las redes sociales y diferentes medios de comunicación en todo el país. Un ejemplo de deportividad y compañerismo que muestra los verdaderos valores del deporte formativo.
En el partido que enfrentó hace dos fines de semana al equipo sub 12 del Marzola Rugby Rioja con el del Gaztedi, los riojanos actuaron para que su rival, un equipo inclusivo en el que jugaban un niño y una niña con discapacidad intelectual, pudiese también divertirse y competir. Animados por sus entrenadores, los riojanos bajaron el ritmo y dejaron ensayar a la niña con discapacidad. Un gesto que convirtió al partido en algo mucho más importante que una competición.
Las felicitaciones y muestras de agradecimiento se han sucedido desde entonces para esos pequeños grandes jugadores, la última, con la visita de Diego Azcona, director del Deporte y del IRJ, que servía como reconocimiento institucional a su destacable acción.
«En estas edades, en el rugby si un equipo es muy superior se para el partido y se mezclan los equipos, pero en este caso no podía hacerse porque el Gaztedi era un equipo inclusivo», explica Carlos González, coordinador del sub 12 del Marzola Rugby Rioja, que señala además un dato curioso, y es que no recuerdan el resultado del partido: «El otro día le pregunté a los chicos y ninguno lo sabía, no le dieron importancia, simplemente jugaron para disfrutar y que el otro equipo también lo hiciese».
Carlos González detalla la «normalidad» con la que sus jugadores vivieron ese partido, e incluso en principio él tampoco le dio mayor importancia: «Simplemente escribí un pequeño texto para compartirlo con la gente del club. Después empezó a hacerse viral y hasta en los colegios de los chicos les han pedido que explicasen a sus compañeros lo que ocurrió en el partido, algo que hicieron con orgullo».
Dentro de la bonita historia, Carlos González explica que recibió la llamada del padre de la niña de Gaztedi a la que permitieron ensayar: «Me contó que su hija estaba contentísima y se lo contaba a todo el mundo. Había sido su primer ensayo después de cuatro años jugando». El entrenador concluye que este partido «es uno más dentro de la educación de los chavales en el rugby», un deporte con «muchos valores, como la deportividad y el respeto por árbitros y rivales». Día a día el Rioja también da ejemplo, buscando dar un paso más ahora con su proyecto en marcha para la creación de un equipo inclusivo.
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