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El español Saúl Craviotto (d) junto a su compañero Cristian Toro en la prueba de K2. :: Sebastiao Moreira / efe
Toro-Craviotto, la extraña pareja que busca hoy una medalla en K2

Toro-Craviotto, la extraña pareja que busca hoy una medalla en K2

Compañeros desde hace unos meses, se han compenetrado tan bien que han pasado de no estar clasificados a ser los favoritos al oro

EMILIO V. ESCUDERO

Jueves, 18 de agosto 2016, 01:12

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río de janeiro. Saúl Craviotto es una leyenda del piragüismo nacional. Campeón olímpico en Pekín y plata en Londres, su figura ha sido un ejemplo para muchos jóvenes palistas, que veían en él y en David Cal rostros a los que emular. Entre esos talentos precoces que crecieron soñando con sus éxitos está Cristian Toro, su compañero actual de piragua, con el que ha recobrado la ilusión y con el que buscará hoy otra medalla olímpica (14.47 horas).

Craviotto es el hombre tranquilo. La experiencia le permite afrontar el día a día con tranquilidad. Llegar a las pruebas con las pulsaciones por los suelos. Es su seña de identidad. La que le hace liderar la pareja. Detrás de él va Toro, un joven inquieto y lleno de pasión. Fuerza pura. El motor de la piragua. Un dúo casi perfecto que se ha construido a velocidad de vértigo.

Hace un año, apenas se conocían. Toro competía con Carlos Arévalo y Craviotto sólo lo hacía en K1, pero el fracaso de ambos en el Mundial de Milán unió sus caminos. «Tocaba cambiar algo y en la federación me propusieron probar con Saúl», recuerda el más joven de la pareja. Una concentración en Sevilla puso las bases de su clasificación en el preolímpico de Duisburgo y a partir de ahí sólo quedaba soñar.

«El K2 vuela. Es la mejor opción que tiene el piragüismo español», reconocen desde la federación. Suyo es el mérito de haber juntado el talento de Toro y la madurez de Craviotto. Río es su anhelo, pero los dos piraguistas comparten otras aficiones e inquietudes. Saúl es un modelo para su compañero, al que ya seguía por la televisión desde Pekín, poco después de llegar con sus padres de Isla Margarita (Venezuela) donde nació y vivió hasta los once años. Ahora, también quiere emularle fuera del agua y aspira a convertirse en policía como el catalán. Es su otro sueño, el que aspira hacer realidad y hacerlo tras ganar el oro en los Juegos.

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