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Sergio Martínez
Martes, 23 de agosto 2016, 11:06
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Había mucha expectación por ver en acción al Varea y a la UD Logroñés B. Los arlequinados empezaban un nuevo proyecto con Blas Terroba en el banquillo y muchas novedades en su equipo, mientras que el filial blanquirrojo genera expectativas debido a la juventud y la calidad de su plantilla y a lo que los de Javier Pineda mostraron el pasado año en Regional. Pero ambos equipos evidenciaron ayer que aún tienen mucho que mejorar, en un partido de demasiados nervios e imprecisiones que rompió Rubén Pérez con un golazo.
El choque discurrió en sus primeros cuarenta y cinco minutos sin sobresaltos. El Varea, que presentó un esquema con tres defensas y Rocha y Antón como carrileros, trataba de dominar, pero buscando con demasiada precipitación el área de una UD Logroñés B que se cerraba correctamente, quizá también demasiado sobrexcitada por su estreno. Ninguno de los dos equipos hacía demasiados méritos para romper ese empate a cero goles inicial. Algún balón parado peligroso o unos pocos pases largos fueron los únicos que pusieron en tensión a los espectadores.
Decepcionaba por el momento el partido, pero en la segunda mitad, quizá porque el cansancio y el calor empezó a afectar, los espacios aparecieron. Desde los primeros compases se pudo comprobar que los equipos habían vuelto de vestuarios con ganas de hacer algo más. Cabrera tuvo para la UDL B una buena oportunidad en un disparo raso que se fue rozando el palo, mientras que Rubén Pérez acarició el gol en un remate que sacó Ricardo Osés y en un cabezazo en plancha que repelió el larguero. Se guardaba una bala el delantero arlequinado, y es que en el minuto 64 empalmó un centro lateral con una media chilena que entró en la portería visitante ajustada al palo. Un gol para enmarcar, posiblemente de lo mejor que se vaya a ver esta temporada.
Desatascaba el Varea ese cero a cero con un tanto que acabaría por ser decisivo. Los arlequinados además pudieron aumentar su renta en un remate de Rocha que salvó Ricardo con los pies. A la UDL B le costó asimilar la nueva situación pero acabó reaccionando en la recta final sin recompensa. Su mejor oportunidad fue un cabezazo de Arnedillo que se fue cerca del poste.
Concluyó un partido del que los entrenadores sacarán muchas conclusiones pero que no fue demasiado vistoso. De lo mejor, el sobresaliente arbitraje de Eduardo Escribano, ayudado por sus asistentes, pese a los lamentables insultos desde la grada. Por desgracia, eso sigue sin cambiar en Tercera.
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