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El blanquinegro Adriano da un pase ante Annunziata, después de superar al jugador asturiano David. :: DONÉZAR
La suerte abandona al Haro en El Mazo

La suerte abandona al Haro en El Mazo

Los blanquinegros plantaron cara a los asturianos y merecieron un empate que se convirtió en una derrota dolorosa

DIEGO MARÍN A.

Domingo, 26 de junio 2016, 23:38

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Pasadas las 20.20 horas, el atleta veterano Aitor Bordel, encargado de mantenimiento del estadio municipal de deportes El Mazo de Haro, cerraba las puertas del recinto, ya en silencio después de casi tres horas de bullicio, y preguntaba, como buscando consuelo: «Son mejores que nosotros, ¿no?». Resignado, casi se contestaba él mismo: «Bueno, pues hasta aquí hemos llegado, se ha hecho lo que se ha podido». Con un 0-2 en contra y un último partido por delante, lograr el ascenso no es una meta tan imposible como ganar la lotería, pero sí muy difícil.

Tal vez el Haro haya agotado la suerte de este 'play off' en los partidos ante Pozuelo y Langreo, en los que soportó los vendavales rivales gracias a los postes y a las intervenciones de un inspirado guardameta, Pérez, porque en el partido disputado ayer, ante el Caudal, encajó dos goles en los dos peores momentos, al principio y al final. Exactamente en el primer y último minuto de juego. Y lo cierto es que en los 88 minutos restantes el encuentro mostró un juego igualado, con buenas ocasiones por parte de los dos equipos. Pero, si estas eliminatorias se deciden por detalles, como advertía David Ochoa, en la previa del encuentro, hay que reconocer que el Caudal fue más detallista.

Cuando los jugadores apenas se habían asentado sobre el campo, una temprana internada de David por banda izquierda acabó con una asistencia a Sánchez sobre el punto de penalti y el delantero no perdonó, convirtió en gol la primera jugada y ocasión del partido, en el primer minuto de juego. La decepción fue tremenda en el Haro, los planes se trastocan, obliga a jugar con un factor psicológico de inferioridad añadido, pero los blanquinegros supieron reponerse. Tan rápido se recibió y fue celebrado el tanto que el resto del partido parecía disputarse con el marcador aún por estrenar.

Y es verdad que los jugadores riojanos supieron jugar con sangre fría, sabedores de que quedaba todo un encuentro por delante. De hecho, sólo dos minutos después Zabala dio un magistral pase a Gulin que le dejó solo frente al portero alemán Bussman, pero el juez de línea pitó un dudoso fuera de juego. El Caudal se volvió conservador por momentos, moviendo la pelota de banda a banda en la defensa, igual que una circulación de balón en balonmano, y jugando en largo para evitar peligrosas pérdidas. No obstante, no renunció al ataque, aunque su mejor ocasión fue un error local. En el minuto 18, un mal despeje de Pérez se estrelló en Annunziata, que esperaba al borde del área, y el jugador asturiano, que pareció controlar la pelota con el brazo, intentó una vaselina para superar al portero jarrero, pero mandó la pelota fuera.

El Haro lo intentó, sobre todo, a balón parado. En los córners metió a todos los jugadores del Caudal en su área. Y mereció el empate en el 35, en una jugada ensayada que inició Óscar cediendo a Leo en lugar de disparar a puerta y este, frente al portero, mandó el balón entre los tres palos, lento, a trompicones, lo suficiente para que la defensa rival lo despejara sobre la línea de meta antes de que lo matara Palacios. El balón acabó estrellado en el palo.

La segunda parte comenzó con una mano salvadora de Pérez ante un remate de Christian en un saque de esquina. Pero la reacción del Haro llegó. Unai tuvo dos ocasiones en el 48, dos remates de cabeza seguidos, en dos jugadas diferentes, que primero despejó el portero y después la defensa asturiana sobre la línea de meta. No había forma, las oportunidades estaban ahí, el trabajo se estaba haciendo, pero la Justicia, representada con una dama de ojos vendados, no recompensó al Haro. Para colmo, le castigó aún más. Después de una segunda parte de juego sin ritmo por faltas, pérdidas de tiempo y cambios, en el 89 Quero remató a gol un centro de Annunziata.

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