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En Pontevedra y en Haro, los aficionados blanquinegros apoyaron y sufrieron con su equipo. :: fotos: donézar
Hasta el último instante
FASE DE ASCENSO A SEGUNDA B

Hasta el último instante

Haro se vistió ayer de blanco y negro, colores que no son afines al mundo del vino, pero que son los de su equipo. Ilusión, pasión y desesperación. El Haro seguirá en Tercera

DIEGO MARÍN

Sábado, 4 de julio 2015, 23:18

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Haro vive inmerso en un día a día trepidante. Fiestas de San Juan, San Felices y San Pedro con la Batalla del Vino como gran protagonista. A la fiesta se suma un primer actor como es el Haro deportivo que el viernes emprendía rumbo a Pontevedra. Ida de felicidad, regreso de tristeza. Seguirá en Tercera.

La capital jarrera se preparó para acompañar a su equipo desde la distancia. No todos pudieron ir hasta Galicia. Pantalla gigante en el frontón y muchos aficionados disfrutando del partido en las calles de la localidad riojalteña y en la plaza de España, donde los blanquinegros celebran sus triunfos.

'Juve, Juve' gritaban los aficionados jarreros para animar a sus jugadores, que aguantaban los ataques de un Pontevedra crecido por el apoyó de más de 11.000 espectadores. En un rincón resistían los seguidores blanquinegros mientras disfrutaban de la marcha del marcador. «Vamos, Haro», se escuchaba. Los hombres de David Ochoa se manejaban bien sobre el césped de Pasarón y la ilusión de sus seguidores crecía con el paso de los minutos. Los gestos se torcieron cuando Jorge Rodríguez aprovechaba una acción a balón parado para marcar el primer gol.

«Calma, queda mucho», se podía oír. Sin embargo, las palabras de ánimo se convirtieron poco después en reflexiones de tristeza. Kevin Presa marcaba el segundo gol. «Se acabó», espetó un aficionado. Aún quedaba tiempo. Quince minutos. Un gol del Haro le metía en Segunda B. Y llegó el asedio jarrero y con él los nervios fueron creciendo. Nadie podía estar sentado, sobre todo cuando el remate de cabeza de Olavarrieta se marchó por la línea de fondo, muy cerca del palo derecho del portero local.

«Vamos Haro, vamos». Los aficionados volvían a sentir que su equipo tenía la opción de culminar una gran temporada con el mejor de los resultados posibles. El corazón podía a la cabeza, pero de nuevo apareció Jorge Rodríguez, esta vez para marcar desde el punto de penalti. El 3-0 dejaba al Haro fuera de cualquier opción de subir a Segunda B.

El encuentro estaba acabado y con su final algunas lágrimas se escaparon entre esos aficionados más jóvenes que sienten al club como suyo. La fiesta en Haro, aunque continúa, ya no será tan completa. Pero sigue.

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