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El rey vasco del porno freak

El rey vasco del porno freak

Nacho Allende, Torbe, ha ansiado toda su vida una popularidad que encontró finalmente con el cine X en internet

OSKAR BELATEGUI

Sábado, 11 de junio 2016, 01:05

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La cuenta de Twitter de Nacho Allende se interrumpe el pasado 24 de abril, un día antes de su detención por presuntos abusos sexuales de menores, difusión de pornografía infantil y trata de seres humanos. Cosa rara, Torbe no tuiteó una fotografía de alguna de las chicas que aparecen en su página web, sino una bucólica instantánea de la Plaza de Oriente de Madrid. Desde entonces, sus casi 180.000 seguidores en la red social tienen noticias del rey del 'porno freak' gracias a las crónicas de sucesos.

Allende ha buscado desde siempre ser popular a toda costa. Ayer sonreiría desde prisión al saberse 'trending topic' gracias a la implicación de varios jugadores de fútbol en la causa que se instruye en el juzgado número 29 de Madrid. Hace años, cuando dirigía en Bilbao una revista de cómics bautizada 'La Comictiva' y jugaba a ser cortometrajista, Torbe (de Torbellino, como le bautizó el dibujante Rober Garay por sus múltiples actividades) llamaba semanalmente a EL CORREO para ver si le entrevistábamos. También frecuentaba los programas de televisión, dinamitando concursos como invitado y convirtiéndose en fugaz colaborador orate de 'Esta noche cruzamos el Misisipi'.

Nacido en Portugalete en 1969, Allende creció en un chalé en Algorta que estaba frente a la ciudad deportiva Fadura. Sus padres regentaban una exclusiva tienda de ropa en Las Arenas ya desaparecida. Estudió en el Colegio Munabe del Opus. En los 80, comienza a buscarse la vida como dibujante, periodista, showman y vendemotos en general. Se va de casa a los 18 años y pinta caricaturas a los turistas en Mallorca. Cobra el salario social del Ayuntamiento de Bilbao y da la matraca allí donde puede.

La obsesión por ser rico y famoso le llevó en 2000 a comprar el dominio de internet metrobilbao.com, lo que aún no había hecho el subterráneo, como respuesta a una multa que le impusieron por no llevar billete. Exigió 100 millones de pesetas por el sitio, pero no logró un duro. También probó suerte con el rock gamberro al frente de Miles de Albañiles, un grupo cuyo mayor triunfo fue tocar en las fiestas de Llodio a los sones del himno de España. Acabó en el ambulatorio tras recibir un botellazo.

Conocer a Santiago Segura cambió la vida del bilbaíno. «Soy una figura paterna para él, hasta me llama su maestro Chan», reconocía el padre de Torrente hace unos años a este periodista. Allende quedó fascinado cuando descubrió los cortometrajes que dirigió Segura al comienzo de su carrera, financiados gracias a su paso por concursos televisivos y actividades de lo más bizarro.

Todo cambió en 1996, cuando Torbe funda Putalocura, «un oasis de friquismo» en internet. De contar en un blog sus paranoias respecto al sexo pasa a responder preguntas en un delirante consultorio y a hacer el recuento de sus experiencias con prostitutas por todo el orbe. Funda el primer foro de putas en España. Dirigir y actuar en películas X en clave de humor fue el siguiente paso para nutrir de contenidos Putalocura. Nace el 'porno freak', el personaje del gordito gracioso que se acuesta con mujeres despampanantes, y un imperio que trasciende de la Red y se extiende a descargas de móviles, camisetas, líneas calientes...

Allende suele contar que cuando descubrió que por dos míseros 'banners' de publicidad cobraba 3.000 euros al mes vio claro su futuro. De un ático-plató en la Castellana a un chalé en La Vaguada bautizado Villacerda, donde una legión de empleados nutre la web para una audiencia joven. Pero adentrarse en el proceloso submundo del cine X y no resultar salpicado es imposible.

El primer aviso de que jugaba con fuego vino en 2006, cuando fue detenido por colgar en su página web imágenes de las relaciones sexuales que mantuvo con una joven de 16 años durante un 'casting'. Alegó que olvidó pedirle el DNI y fue condenado a un año y medio de prisión, aunque solo pasó un día en el calabozo. Después, hasta sacó provecho de su paso por prisión, alardeando en su web de que los policías y funcionarios le palmeaban la espalda.

Curiosamente, la gente que trató y trata a Nacho Allende habla de un ser de apetitos insaciables pero sin maldad. No tiene límites a la hora de gastarse dinero en comida basura, el último capricho tecnológico -una televisión gigante, el MacBook más caro- o en ir de prostitutas. Pero jamás ha bebido ni probado las drogas. La mala cabeza y las malas compañías explicarían, según sus amigos, la odisea penal a la que se enfrenta un friqui que hizo realidad sus sueños de tener sexo a diario y ganar millones con ello.

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