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Sergio Espina, de nuevo el jugador más adelantado de la UD Logroñés, intenta hacerse con el esférico. :: j.m. pardo
A TODA VELOCIDAD

A TODA VELOCIDAD

La UDL vuelve al 'play off' tras ganar en Mieres y recorta distancias con los tres primerosRubén Martínez y Ñoño se erigen en protagonistas de un duelo que los riojanos ganaron por la rapidez y acierto de sus extremos

SERGIO MORENO

Lunes, 19 de febrero 2018, 00:41

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mieres. El tiempo se ha parado en Mieres. En esta cuenca asturiana la inversión quedó paralizada en los años 80. Al menos eso es lo que dicen sus calles, sus bares y rincones. Encajada entre montes nevados y bajo una constante lluvia, Mieres espera aletargada que alguien la rescate de su propio destino natural, a través de alguna otra inversión que le permita dejar de parecer una ciudad en crisis que solo supera por el buen carácter de sus vecinos.

CAUDAL

0

-

3

UD LOGROÑÉS

  • Caudal Óscar; Cristian, Catú, Calahorro, Alberto; Iker Alegre, Prieto, Camporro (Jandrín, m. 59), Babalola (Camochu, m. 59); Polaco; y Niko.

  • UD Logroñés Miguel; Sotillos, Caneda, Ramiro, Paredes; Rubén Martínez (Muneta, m. 83), Arnedo, Salvador, Ñoño (Titi, m. 72); Espina y Rayco (Cifu, m. 75).

  • Goles 0-1, m. 12, Rubén Martínez. 0-2, m. 41, Rubén Martínez. 0-3, m. 52, Ñoño.

  • Árbitro Mazo Maruri. Amonestó a los locales Camporro y Jandrín; y a los visitantes Ñoño y César Remón, que vio la quinta amarilla por protestar desde el banquillo.

  • Incidencias Hermanos Antuña. Césped de hierba artificial. La peor entrada del año en una jornada muy fría y muy lluviosa.

Por eso, si pierde su Caudal, pues a otra cosa, porque mañana seguirá lloviendo como si fuera a salir el sol. La vida al Caudal se le paró también hace bastante tiempo. Hace 19 partidos, justo cuando ganó por última vez. Fue contra aquella UD Logroñés deprimida tras la eliminación copera. Ganó en Las Gaunas, y no lo ha vuelto hacer desde entonces. Así que ya casi nadie se preocupa, saben que el centenario de su celebración lo festejarán en Tercera, donde a buen seguro su vida futbolística volverá a reactivarse. Y su única pregunta ayer fue cómo su equipo pudo ganar en Logroño. Eran otros tiempo, y entonces quienes estaban paralizados eran los blanquirrojos. Mucho ha llovido desde entonces, y más en esta cuenca del río Caudal.

Desde la última posición es complicado ponerse en movimiento. Y más cuando enfrente se sitúa un rival repleto de movimientos, tanto hacia un lado como hacia otro. En estos momentos la UD Logroñés interpreta tan bien los partidos que sabe en todo momento cómo debe actuar para hacer daño a sus rivales. Que hay que tener el balón, lo tiene; que hay que montar contras, corre más que nunca; que hay que parar, todo se paran. Y así es imposible que este equipo deje de ganar. Gana desde la posesión, por el centro, con parsimonia, sin prisa alguna. Pero también lo sabe hacer desde la velocidad, desde los extremos, como flechas.

Ayer, los riojanos doblegaron a su rival desde la verticalidad y de forma inmediata. Si en la primera vuelta este equipo parecía carecer de extremos, ahora tanto Ñoño, como Rubén Martínez o el propio Titi esperan su momento para definir desde los costados. Los recursos parecen inagotables, y así, a todo velocidad, los riojanos están sumando puntos, están cogiendo velocidad de crucero y sus rivales observan que poco a poco la diferencia se recorta.

En este estado de plena confianza en el trabajo realizado durante la semana y en los diversos caminos que se pueden tomar para ganar un partido, Sergio Rodríguez tomó la decisión de vencer en Mieres desde la velocidad, a partir de unas cuantas contras que rompieron la endeble defensa del colista. Tener el balón suponía el riesgo de llevar el partido a lo estático, así que tocaba correr y pusieron el encuentro a mil por hora.

Ñoño controló un despeje casi en su propia área, y arrancó a correr. Vio que no iba solo. Que había gente a mil por hora a su lado. Amigos. Sotillos desmelenado y Rubén Martínez hambriento. Y los extremos se aliaron. Se la dio Ñoño en el momento oportuno y el recién llegado supo marcar ante la salida del meta contrario. Para el 12 los riojanos había hecho lo más difícil, marcar al colista a tiempo de que éste no tomara la determinación de cerrarse atrás porque un punto les podía valer. Los riojanos debían ganar y lo hicieron desde bien temprano. Tras el primero pocos esperaban una reacción local. Y así fue.

Pero había que hacer el segundo. Y la experiencia determina que no siempre llega. Es más, este equipo ha perdido puntos al no saber cerrar los partidos a tiempo, como en Tafalla. No quiso caer en la condescendencia. Se apresuró a buscar el segundo, que llegó desde las individualidades que todo equipo puntero requiere. Rubén Martínez es una gran noticia para el colectivo. Tiene trabajo, tiene oficio, tiene velocidad y posee una calidad indudable, que puso en escena con un disparo desde más de veinte metros que alojó en la escuadra. Para el descanso el asunto quedaba visto para sentencia. La lectura previa del partido no había sido errónea. La UDL ponía rumbo a la cuarta posición sin freno alguno.

Ñoño, con ayuda de Calahorro, hizo el tercero nada más volver del túnel de vestuarios y permitió al equipo jugar a la contemplación hasta el pitido final. Se permitió el lujo de bajar el ritmo, de verse por fin como un equipo tremendamente superior. Entonces llegaron algunos fallos que solo se pueden permitir contra el colista y así sumar un nuevo encuentro con la portería a cero, firmar la tercera victoria consecutiva y nueve jornadas seguidas sin tropezar. A toda velocidad, este equipo está convencido de que puede aspirar a algo más que al cuarto puesto. Es el momento.

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