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El meta alfareño Zabal intenta parar el penalti lanzado por Rayco, que acabó dentro de la portería para hacer el segundo tanto riojano. :: Fernando Díaz
UN PARTIDO
EXTRAORDINARIO

UN PARTIDO EXTRAORDINARIO

La UD Logroñés supera el reto de Urritxe tras noventa minutos fuera de lo comúnLos riojanos recuperan crédito y por fin se cobran fuera de Logroño el premio al buen trabajo realizado habitualmente

S. MORENO LAYA

Domingo, 4 de febrero 2018, 23:46

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Amorebieta. Para salir de lo ordinario nada como degustar la espuma de un buen café. Es ese sorbito dado en el instante adecuado, cuando todos los sentidos están lejos de lo cotidiano, sin móvil, ni trabajo, ni 'parienta', ni siquiera fútbol. La espuma del café te saca de lo ordinario, porque permite reconocer lo delicioso de este gesto que a buen seguro se olvidará en ese mismo instante.

Es la rutina un aspecto necesario. Acciones automatizadas, que no requieren de pensamiento alguno, como si el cuerpo supiera en cada momento qué es lo que debe hacer. Y hay que observar en lo ordinario y su rutina un error del sistema. Un valor a despreciar. Pero el factor clave de un posible cambio en la experiencia de lo cotidiano y lo ordinario es sin duda la mirada con la que cada uno interpreta su realidad. Detenerse a saborear por un día la espuma del café puede sacarnos de lo cotidiano. Porque desde ayer, lo extraordinario es otra cosa.

Miguel detuvo dos penaltis y paró la ocasión del posible empate local que dio origen al tercero riojano

Extraordinario es ver un ovni, la nieve en agosto y todo lo que sucedió ayer, de principio a fin, en Urritxe, en Amorebieta, con la UD Logroñés jugando... y sí, en un partido de Segunda B. De principio a fin, en un partido de liga normal, con solo tres puntos en juego, dos equipos ofrecieron un gran espectáculo que permitió salir de lo ordinario a aquellos que quisieron tomarse un instante para comprender su realidad desde otro punto de vista. Ni fue un partido más, ni jamás volverá a ser un encuentro que no se recordará.

Y aún así, hubo quien decidió irse del campo precipitadamente cuando Ñoño marcó el tercero para los visitantes. Seguidores locales que abandonaron su butaca para seguir con su rutina, sin pararse a pensar en lo extraordinario de lo visto, sin televisiones en directo, ni grandes previas en salas de prensa, ni estrellas del asunto en pantalón corto sobre el césped. Hubo quien no se paró a pensar por un instante en lo bonito que fue todo ayer en Urritxe. Y no lo hizo porque su equipo perdió. La ordinariez del fracaso de un resultado ante la posibilidad que tenía el Amorebieta de lograr algo extraordinario: sumar catorce partidos sin perder. No lo logró. Y volvió a ser ordinario a los ojos de quien se marchó antes de tiempo para seguir con su rutina un domingo más en Amorebieta.

Desde ayer lo extraordinario queda fijado. Es extraordinario tener hasta catorce ocasiones claras de haber hecho un gol, como le pasó a la UD Logroñés. Caneda elevó a extraordinario un despeje sobre la misma línea de gol tras un cabezazo de Jon Ander para tener gol fantasma en esta crónica. Resulta poco habitual que un portero le gané tantas veces a Rayco un mano a mano, y que este meta a su vez sea riojano en las filas contrarias. Lo único habitual es ver a Caneda metiendo diagonales con coordenadas militares de gran precisión. Está fuera de la norma que un rechace favorezca por fin a los intereses riojanos, que se adelantaron por mediación de Marcos Andrés tras un nuevo remate de Rayco despejado en primera instancia por Zabal.

Y no permite discusión alguna valorar como extraordinario que en un mismo partido, en menos de cinco minutos, se piten dos penaltis a favor del equipo local y el meta contrario, en este caso Miguel, pare los dos a dos jugadores distintos: a Ubis, primero; y a Mikel Álvaro, el segundo. De ahí la frustración poco habitual de Miguel cuando en el rechace de su segunda parada Ubis la metió para dentro de cabeza. Y el delantero riojano lo celebró de forma extraordinaria con el recuerdo de su error previo aún en la cabeza.

Extraordinaria fue la reacción blanquirroja, la jugada de Marcos André para ser derribado dentro del área, el ángulo que ajustó Rayco para hacer el segundo, los méritos defensivos de todos, los aciertos de Sergio Rodríguez en la gestión de los cambios, la implicación de Ñoño... Todo extraordinario: como la parada de Miguel a los pies de Seguin en el minuto 82, y su saque rápido para montar la contra definitiva, la más extraordinaria, la que permitió pasar del empate a la victoria definitiva, en la que Rayco se doctoró con dos regates y un cambio de orientación nunca antes vistos sobre la pasta verde de Urritxe, donde Ñoño se marcó una vaselina final para ver si lo extraordinario es rutinario.

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