Gobela calibra el genio de la UD Logroñés

Adaptarse lo más rápido posible a Gobela. Es una de las peticiones, quizá la principal, que ha hecho Sergio Rodríguez a sus jugadores. Gobela no es una obsesión, pero casi. Carlos Pouso definió el campo como un «frontón» cuando lo visitó en octubre del 2016 y su equipo ganó; Sergio Moreno explicaba en estas mismas páginas que aquella victoria se gestó en un campo donde «falta el aire». «Es imposible respirar con relativa normalidad. Se roza la asfixia a cada paso... Un frontón a modo de campo con tres paredes y una grada», describía el periodista. Y además, césped artificial. De ese que bota el balón hasta las alturas. Gobela. Influye, pero Gobela ni marca ni falla goles; ni mueve el cuero, aunque lo orienta; y puede ser una fortaleza, pero no inexpugnable. La UD Logroñés dio fe de ello en su única visita, a pesar de vivir en un convulso momento que derivó poco después en el adiós de Carlos Pouso al banquillo.

Como el partido de aquel día, el de esta tarde (17.00 horas) será un encuentro para futbolistas vivos, pillos, que sacan ventaja a cualquier situación, por mínima que sea. Un partido duro, agresivo, rápido, de áreas, de ida y vuelta, de concentración, de juego aéreo y segundas jugadas, como lo definía Sergio Rodríguez el martes. Un fútbol en el que el escenario condiciona, porque los 60 metros que tiene de ancho son diez menos que los que oferta Las Gaunas, sin olvidar que el hormigón de Gobela asusta al jugador. Fútbol del norte, de coraje, de genio, de pelea aérea y subterránea. Controlar el centro del campo será básico. No puede botar el cuero tras el saque en largo. Hay que ir en su búsqueda. Físico y anticipación.

El examen llega en un momento delicado para la UD Logroñés. La clasificación le exige ganar, si bien esa misma tabla podría dar notoriedad al empate. «Si no sumamos, no hay posibilidades», advierte Rodríguez. La frase es una obviedad, pero es bueno recordarla. La UD Logroñés depende de sí misma, para el éxito y para el fracaso. Si el resto de resultados le ayudan, mejor que mejor.

Y a esa exigencia hay que añadir la reducción de efectivos. A las ausencias de Ramiro y Rayco se han sumado las de César Remón, Caneda y Cifu. Quince futbolistas de la primera plantilla, más Juan Iglesias (lateral), Álvaro García (medio centro y Dani Gómez (delantero). Ni uno más. «Con catorce vale, porque son catorce los que juegan», sentenciaba el preparador, que estrenará línea de retaguardia, con Santos y Paredes en los laterales aportando experiencia a la juventud de Sotillos y Zubiri. El jugador cedido por el Real Madrid se estrena en esa posición, pero con la camiseta blanquirroja, porque en Valdebebas la ha vivido. A partir de aquí, todo son conjeturas. La UD Logroñés alternará juego en corto para sacar al rival de la trinchera a campo abierto, pero también en largo, porque Gobela exige dominar el vuelo del cuero y la cabeza, para pensar y para rematar. Es ahí donde Chamorro y Marco André cobrarán protagonismo, a la disputa y a la prolongación. Ñoño puede buscar la caída desde la izquierda; Muneta, algo más retrasado, tomar la batuta. Es una opción para asaltar Gobela.

Lo que no puede faltar es picardía. Gobela convierte el saque de banda en córner o en una acción de estrategia al borde del área. No sólo hay que estar atento a su ejecución, sino a la rapidez con la que se ejecuta. El balón regresa muy rápido, porque es imposible que se pierda por la línea de fondo por el lateral. «Debemos tener puestos los cinco sentidos en nosotros, advertía Rodríguez al hablar de otros resultados, pero la frase bien se puede aplicar a este duelo.