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M.G.
Domingo, 1 de octubre 2017, 23:38
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Aduras penas, pero el cuerpo aguantó después de nueve intensos días festivos. Era la última gran cita, en este caso deportiva, de San Mateo y la UD Logroñés no cumplió con lo que se esperaba de ella, que la fiesta no se cortase abruptamente. Se cortó.
Y es que el aficionado notó el cansancio acumulado. Pero se sobrepuso tanto al gol asturiano como a la derrota de la Copa, tan cruel por lo inesperado. Silencio inicial. Cuerpo castigado. Silencio tras el gol de Borja Prieto. Como si se tratase de una mala tarde en La Ribera. Se vislumbraba faena, pero la cornada se presentía. Demasiadas ocasiones desperdiciadas, demasiado control, poco remate. Apuntaba a silencio. Y decepción. La provocó Iker Alegre. Siempre hace buenos partidos en Las Gaunas como visitante. Gol silencioso. Con perdón incluido, pero con derrota local.
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