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Salva Chamorro celebra un gol, en el partido de presentación del Murcia, en agosto. :: V. vicens
El cuarto nueve de la temporada

El cuarto nueve de la temporada

La UD Logroñés firma hasta junio a Salva Chamorro, que ha jugado 24 partidos con el Murcia esta temporada

JOSÉ MARTÍNEZ GLERA

LOGROÑO.

Viernes, 9 de febrero 2018, 10:04

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Ya solo queda uno. Al menos, en las cuentas que tiene echadas la UD Logroñés. El fichaje de Salvador Pérez, Salva Chamorro, (Orihuela, 8/5/1990) deja una única licencia libre que, en principio, está destinada a un defensa central. Chamorro es un delantero de área que llega a Logroño tras desligarse del Murcia, donde ha jugado 24 partidos esta temporada, incluida la Copa del Rey. El reto del ariete es disfrutar de estos meses en Logroño y eso pasa, según admite, por jugar el play off y festejarlo con el ascenso a Segunda División. Ambición no le falta.

La llegada de Chamorro se produce en un momento en el que la UDL está sin un nueve puro. La lesión de Marcos André trastocó el perfil de jugador que se deseaba contratar. Ante el Burgos fue Pablo Espina quien adelantó su posición, pero el asturiano es más un segunda punta que hombre de área. Chamorro sí que responde a ese perfil de jugador de área oportunista y rematador. Ahora bien, no es un delantero de grandes cifras. Su carrera se ha labrado en Segunda B, donde acumula 187 partidos y 52 goles; a esas cifras suma dieciséis encuentros y tres goles en Segunda con el Cartagena y una efímera experiencia en el fútbol portugués, en el Tondela de Primera, donde jugó siete encuentros y anotó un gol, y unas semanas en Hong Kong.

«Tenía varias ofertas de Segunda B e incluso la posibilidad de salir a jugar al extranjero, pero hablándolo con la familia decidimos que no era bueno para mis hijos. Por el tipo de juego que hace el Logroñés creo que es el que mejor encaja en mi perfil y por eso me he decantado por esta propuesta», admitía Chamorro, al que el Murcia, donde fue titular en nueve partidos (971 minutos) le dio la baja el 31 de enero.

Chamorro es, en cierta manera, un nómada del fútbol. Con 18 años se marchó al Villarreal B. Es en el único equipo en el que ha estado más de una temporada. Ha pasado por Cacereño, Teruel, Cartagena, Barcelona B, Tondela (Portugal) y HK Pegasus de Hong Kong, entre otros. Ha necesitado diez años para jugar en el Murcia, su equipo, porque él se siente murciano. Y, además, cambió la noche por cuidar a sus hijos. «Para que una temporada sea notable hay que llegar a los 12 goles, a partir de ahí, sería de sobresaliente», decía en noviembre en el periódico La Verdad. No ha llegado a la cifra y tampoco podrá celebrar el ascenso con su Murcia. «Con el Llagostera subimos a Segunda y fue muy bonito. Vivir esa sensación es fantástica, imagínate si lo consigo aquí en Murcia. Este club no se merece estar en Segunda B», apuntaba. Ahora ese es su objetivo en Logroño, aunque si lo logra tampoco habrá sido como conseguirlo en el Murcia. La tierra tira. «La UD Logroñés está muy bien clasificado. Mi intención es entrar en playoff y tener un final bonito con el ascenso a Segunda. Sé que no es fácil, pero por eso vamos a luchar», indica.

Estos días que se ha tomado para pensar le han servido para ponerse al día acerca de su nuevo equipo. En Logroño se reencuentra con Rayco García, con el que ya ha coincidido. No estará, sin embargo, Borja Gómez, que también jugó con él. «Me he visto todos los goles de Rayco y los resúmenes de los partidos», indica antes de precisar que ha firmado por la UDL por la «insistencia» que mostró en su contratación y porque el juego que oferta favorece a sus virtudes.

Si Chamorro cierra o no el eterno debate blanquirrojo sobre el nuevo es cuestión de hechos, no palabras. Por sus características, no frena la progresión de Marcos André, en el que la entidad tiene depositadas muchas esperanzas deportivas y económicas. Sergio Rodríguez conoce el perfil de su nuevo futbolista y sabe que es un jugador de área, por lo que no habrá que pedirle el fútbol de Pablo Espina o de Marcos André. Ni a Iván Aguilar, que ya no está. Cuatro nueves en un puñado de meses, sin contar a Dani Gómez. Además, el técnico gana un efectivo más para una plantilla que era corta en efectivos. «Soy alto, me gusta jugar de espaldas a la portería y aguantar el balón. Si se habla de la maldición del nueve, ojalá rompa esa racha con goles», apunta.

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