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Ñoño sufre la valentía de Juan. :: Díaz Uriel
AMNESIA
OFENSIVA

AMNESIA OFENSIVA

La UD Logroñés más directa tropieza de nuevo contra su incapacidad rematadora Miguel y sobre todo Juan le ganan la partida a unos delanteros que no resolvieron un partido lento y trabado

SERGIO MORENO

Sábado, 3 de marzo 2018, 23:52

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pamplona. Salieron de la mina de Mieres ovacionados. Cuatro tuvieron y tres materializaron. Una orgía en toda regla. Mieres, entonces, tras aquel partido, a pesar de la lluvia y el frío, resultaba acogedora. Lo que estaba por venir era... el final de una racha, y el inicio de otra no tan positiva. Salió el equipo de Mieres ante el Caudal (0-3) tan fortalecido que no vio venir una nueva afección en el largo caminar de una temporada futbolística. La amnesia rematadora ha hecho acto de presencia en uno de los momentos más interesantes del campeonato y ha dejado a este equipo paralizado de cintura hacia arriba.

OSASUNA B

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UD LOGROÑÉS

  • Osasuna B Juan; Hualde, Perea, Albisu, Endika; Otegi (Moncayola, m. 78), Javi Martínez, Díaz; Jaime, Jordan (Borja, m. 73) y Arellano (Rubio, m. 90).

  • UD Logroñés Miguel; Santos, Caneda, Zubiri, Paredes; Rubén Martínez (César Remón, m. 83), Arnedo, Carles Salvador, Rayco; Espina (Ñoño, m.64), y Salva Chamorro (Marcos André, m. 56).

  • Goles No hubo.

  • Árbitro Gómez Gandazabal, del colegio vasco. Amonestó a los locales Albisu y Javi Martínez y a los visitantes Caneda y Chamorro.

La UD Logroñés arranca el último tercio de temporada, cuando todo se decide, con un cero en la portería contraria ante dos rivales que no se cansaban de recibir goles: Lealtad y Osasuna B. Ni uno a los primeros, ni otro a los segundos. Un punto de seis posible y de nuevo el equipo a contrapié de sus rivales, que se suman a la bulimia de este Grupo II de llenar el zurrón de puntos en rachas positivas por lo que pueda pasar.

Resulta que al equipo más ofensiva en su casa y al segundo con más acierto de todo el campeonato en este grupo del norte se le olvida marcar. Y solo queda aquello de aferrarse al borrón y cuenta nueva. Mil tuvieron la semana pasada en Las Gaunas, y seis ayer en Tajonar. Con la mitad le hicieron tres al Caudal; con el doble, ninguno a Juan, un espigado y flacucho portero con una gran carrera por delante. Alto, rápido y valiente, como le demostró en dos ocasiones a Rayco. El que más acierta de los blanquirrojos se topó con el deber de decidir partidos lentos, trabados, duros... Encuentros de los que habrá doscientos antes del final de esta temporada. Y Rayco falló, y Juan acertó.

Dos mano a mano que el canario fabricó con esmero artesanal y capacidad de venta internacional. Para el primero le sacó los colores a Hualde, un lateral muy zurdo que juega muy por la derecha y que invita a saber las razones por las que Osasuna B tiene muchas papeletas para descender. Rayco le sacó los colores al superarle por empuje, fuerza y contundencia. Insistió Rayco. Los sesenta kilos de canario salieron apretados y no acertó en el primer mano a mano contra Juan que se hizo el Labrit ante los ojos del menudo extremo blanquirrojo.

Corría el minuto 27 y aquello había sido el aviso habitual antes del gol visitante. Sería cuestión de tiempo... hasta que como viene siendo habitual no hubo más segundos en el reloj del árbitro vasco. Como así fue. El equipo murió sobre el área navarra sabedor de que para estar arriba conviene llenar el zurrón de puntos cuanto antes. Y uno parece algo insuficiente, teniendo en cuenta la injusta derrota de la semana pasada.

Aquel primer mano a mano de la primera parte pudo ser el entrenamiento, la medida que busca todo delantero para no volver a fallar. Y Rayco se ganó el derecho a un segundo mano a mano. Otra vez sello de artesano y reconocimiento internacional: recorte con la derecha a su defensor, que cae molido; y Juan, de nuevo. Con la zurda Rayco vio el espacio. Esta vez remató con las luces puestas, con los sentidos a flor de piel. Para dentro... de no haber sido por una mano extraordinaria de Juan, que jugó con Rayco al abrirle la puerta para pillarle luego los dedos.

El empate a nada llegó porque los dos porteros y las defensas estuvieron por encima de los delanteros, un hecho que sorprende teniendo en cuenta el verdadero potencial, al menos, de la UD Logroñés, que ya puede jugar con la pelota y a la contra, pero que con Chamorro y Espina puede hacerlo con juego más directo. En un césped lento, espeso, Sergio Rodríguez apostó por sus torres y de haber habido acierto el técnico se hubiera ganado otra medalla, que se quedó finalmente en el cajón. En esta amnesia ofensiva resulta inolvidable la parada de Miguel a remate de cabeza de Jaime que podría haber complicado al menos este punto, que Marcos André resolvió en el 92... y que el colegiado anuló con el típico fuera de juego dudoso de cada partido.

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