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Miguel, empleándose a fondo en un entrenamiento. :: díaz uriel
Humildad y esperanza tras el grave error

Humildad y esperanza tras el grave error

Miguel Martínez se sentía abatido tras el partido, pero ayer ya empezaba a pensar en resarcirse en Lezama el próximo domingo

C. F.

Martes, 14 de febrero 2017, 20:23

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Si alguien terminó el partido del domingo abatido, roto y con la moral caída, ese fue Miguel Martínez. Sin embargo, el apoyo recibido ha hecho que se levante enseguida y que ya esté pensando en positivo para seguir guardando la meta blanquirroja al máximo nivel.

El capitán riojano, todavía herido, aseguraba estar «fastidiado» por el error que cometió y que al final influyó en el resultado. «Fastidia por todo, porque estás trabajando toda la semana para ese partido, los compañeros están corriendo en el campo y ese fallo hace que le equipo se ponga perdiendo en la segunda parte. Lo normal es que uno esté fastidiado. Cuando las cosas salen bien es bonito recibir halagos, pero cuando salen mal hay que asumirlo. Yo sé cuando cometo errores, soy exigente conmigo mismo y no puedo estar contento», indicaba.

De hecho, al final del partido se le veía hundido: «Si cometes un fallo con tu equipo ganando 3-0, pues quizás no pasa nada, pero con 0-0 y en la situación en la que estamos me fastidia mucho por los compañeros, por el cuerpo técnico y por la gente que está apoyando. Fastidia cometer ese fallo y que se venga todo abajo».

El portero, eso sí, agradecía los detalles que han tenido los aficionados con él, que le animaron más que reprocharle por el fallo: «Ante eso no puedo tener ninguna queja. Escuchaba ánimos y cánticos de apoyo. Cuando no haces bien las cosas y cometes un error estás expuesto a que te digan de todo y te griten. Es la ley del fútbol. Yo no tengo queja, porque me he sentido apoyado por muchos mensajes y eso hace que uno saque la cabeza un poco, se venga arriba y vuelva a tener ganas de que empiece la semana para trabajar para el próximo partido».

No tiene más que una fórmula para salir de esta difícil situación: «Se sale con trabajo, confiando en uno mismo y en los compañeros. A partir de ahí, pienso que va a llegar. Ayer el equipo no estuvo como se esperaba. Quizás todos esperábamos el nivel del día del Toledo en casa y no fue así. No queda otra que trabajar, que estar todos unidos. La primera parada es el domingo en Lezama, donde vamos a ir con la intención de llevarnos una victoria».

Miguel Martínez fue uno de los jugadores que, al final del compromiso, se quedó a agradecer al público su apoyo y a aguantar su enfado: «Cuando las cosas van bien mucha gente se sube al carro. Es digno de agradecer a la gente que, a las malas, está todos los fines de semana viendo al equipo.

También espera el capitán que el equipo se rehaga: «Es normal que al día siguiente el vestuario esté mal por perder una ocasión de sumar tres puntos, de alejarse de la zona de abajo. A partir de mañana miércoles no queda otra que pensar en Lezama y hacer el mejor trabajo para que se refleje el fin de semana», concluía.

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