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C. F. FERNANDO DÍAZ
Lunes, 5 de diciembre 2016, 00:27
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Demasiado juego de pizarra, mucho control del balón sobre el césped. Mucha igualdad, pero un juego que no llegó al espectador. Estaba deseoso el público de ver un nuevo sistema, una nueva forma de jugar que venía de servir un cero a cuatro en Valdebebas. Pero la Real demostró mucha sobriedad en todas sus líneas y no permitió el juego de toque y control que quería realizar la UD Logroñés. Eso se tradujo en juego espeso, trabado en el centro y sin chispa. Los aficionados, expectantes, esperaban mucho más. Pero el partido no dio opción a ello. Sólo se escuchó a ráfagas al fondo sur con sus cánticos de ánimo al equipo, pero también se fueron aclimatando a la fría tarde logroñesa, que no ayudaba a calentar las manos.
Así, de nuevo poco público en las gradas, mucho trabajo e intensidad en el terreno de juego, pero con poca efectividad ante las porterías.
El público también necesita que se le anime desde dentro. Ayer no hubo quejas en la grada, pero tampoco el partido dio opción a demasiadas llegadas. Nadie se permitió una alegría y eso no ayuda a que el aficionado se vuelque, se deje oír. Sólo los animosos de siempre.
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