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Pablo Espina pelea por el esférico. :: juan marín
DEMASIADO ESPESOS
UNO A UNO

DEMASIADO ESPESOS

J. MARTÍNEZ GLERA

Lunes, 29 de agosto 2016, 00:19

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No fue el comienzo soñado de la UD Logroñés y mucho menos ante su público. Los riojanos no jugaron un buen partido, ni en ataque ni en defensa, pero sobre todo acusaron muchos problemas en labores de contención. Demasiados espacios libres para que el rival maniobre.

  • MIGUEL

  • AMELIBIA

  • CANEDA

  • PAZÓ

  • PAREDES

  • ADRIÁN LEÓN

  • JAVI REY

  • THAYLOR

  • MUNETA

  • PABLO ESPINA

  • MENDI

  • CHEVI

  • FRAN PASTOR

  • CARLES SALVADOR

No tuvo mucho trabajo a lo largo del partido, pero evitó algún gol. Intervino en el uno contra uno con Polanco nada más comenzar el partido, pero se quedó clavado bajo los palos en el gol de Silas. Aun así, libró a sus compañeros de un segundo gol con una magnífica intervención a remate de cabeza de Arregi y de un disparo de Polanco en el último minuto.

Mostró alegría cuando su equipo protagonizaba un monólogo de posesión y se sumó al ataque en busca de colaborar con Thaylor. Sin embargo, acusó muchos problemas para defender los ataques de Kike Tortosa, con balón y sin balón. En el segundo periodo apenas se prodigó en ataque.

Sacó el balón jugado desde la portería, con aperturas a la banda derecha y diagonales a la izquierda, pero como el resto de zagueros tuvo enormes problemas para frenar las rápidas salidas de los hombres del Leoia. Demasiado espacio libre entre él, Pazó y Adrián León. Silas le ganó la espalda en el gol del Leioa. No estuvo fino en los balones laterales.

Fútbol sin complicaciones. Balón en largo a ambas, poder aéreo, pero lento cuando el Leioa buscaba espacios a la espalda de Adrián León y le encaraba. Cuando salió de su sitio tuvo problemas para recuperar la posición y dejo muchos huecos.

Sin problemas defensivos por su banda. Ganó la partida a Polanco, que buscó los medios ante la imposibilidad de profundizar por su carril. Apeló a la complicidad de Pablo Espina por banda, llegó a situaciones de centro, pero ninguno de ellos culminó en gol. Le faltó precisión y remate.

El cántabro comenzó la temporada en el centro del campo, donde acabó la anterior. No se le vio a gusto sobre el césped en su inicio. Desubicado, en terreno de nadie. Superado con balones rasos, no recuperó como en él es habitual. En ataque tampoco estuvo acertado, aunque esa es una función que no le compete tanto a él como a otros compañeros. Mejoró cuando se aventuró a aprovechar ofensivamente su zancada y el equipo lo agradeció, así como cuando se incrusto entre los defensas a la hora de defender.

Más adelantado cuando la UDL tuvo el balón, se descolgó para recibir el cuero y sacarlo jugado. Bien con el esférico en los pies, le costaba hacer la transición defensiva. El Leioa aprovechaba perfectamente esas carencias para salir con el balón jugado y buscar los muchos espacios que aparecían en el círculo central.

Rápido, desbordante, pero impreciso en el pase final. El vasco fue un quebradero de cabeza para el Leioa y la válvula de escape para sus compañeros. Tiene calidad y velocidad para jugar pegado a la banda y fabricar una y otra ocasión de gol. si no se precipita en el último pase. Bajó el ritmo conforme pasaban los minutos. Acabó expulsado.

Desaparecido en los primeros minutos. Quedó por detrás de Mendi, liberado de labores defensivas, pero no apareció por el centro en busca del balón y de hacer jugar a las bandas y al punta. No dio salida a ese fútbol que Carlos Pouso busca por medio, para combinarlo con las aperturas. Fue sustituido.

Arrancó por la izquierda, como a él le gusta y como acostumbraba en el Lealtad. Precipitado por momentos, buscó la llegada al segundo palo, a la espera del balón de Thaylor. Llega y se pega al defensa, le mete el cuerpo, pero no anticipó el remate en las oportunidades que pudo hacerlo. Eso sí, aprovechó una de sus virtudes, el lanzamiento lejano, para marcar. Acabó jugando de nueve antes de ser sustituido.

Bullicioso, peleón, trabajador,. Un delantero perfecto para frenar la salida en corto del rival y obligarle a jugar en largo. No se movió de espaldas como en partidos de pretemporada y dentro del área no encontró el espacio para rematar ninguno de los balones que llegaron al área de Iturrioz.

Aportó dinamismo a la segunda línea de ataque después de suplir a Muneta. Comenzó por el centro, pero con la expulsión de Thaylor pasó a arrancar desde la banda izquierda.

Aprovechó los veinte minutos que le dio Carlos Pouso. Se pegó a la banda derecha y aportó velocidad a ese carril, tanto pegado a la cal como buscando la diagonal hacia adentro.

Apenas dos minutos sobre el césped, tiempo insuficiente para mostrar su fútbol. Jugó como falsó nueve al suplir a Pablo Espina.

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