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El largo camino hacia el éxito de la fase de ascenso a Segunda

El largo camino hacia el éxito de la fase de ascenso a Segunda

La UD Logroñés ha cumplido con el objetivo básico de la temporada y ahora afronta tres durísimas eliminatorias para poner la guinda al pastel

CARLOS FERRER

Miércoles, 13 de mayo 2015, 08:42

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logroño. Para qué esperar más. La UD Logroñés se jugaba ayer su primera oportunidad de acceder a las plazas de 'play off' en el Grupo I, y lo consiguió, sin tener que aguardar a la última jornada, con todo el nerviosismo que eso conlleva. Con los deberes hechos y el primero de los objetivos de la temporada cumplido, el conjunto blanquirrojo se dispone ahora a vivir tres durísimas eliminatorias si quiere conseguir la segunda meta, nada menos que el ascenso de categoría.

Para llegar a esta primera escala en la intención de la UD Logroñés, el barco riojano ha realizado una singladura en la que se han vivido fases de bonanza, junto a otros pasajes tormentosos y de cierta zozobra, pero en la que al final ha triunfado la enorme capacidad del capitán y sus ayudantes, así como el comportamiento de la tripulación, que ha tenido altas y bajas a lo largo del trayecto, lo que ha significado de momento una feliz travesía.

Después de la etapa más larga, la de una liga regular de 38 partidos, para llegar a puerto, al ascenso, queda el viaje más corto, pero más peliagudo de todo el recorrido, tres eliminatorias que decidirán si el conjunto riojano puede dar con el final más feliz que todos sus seguidores desean.

Comienzo espectacular

Repasando lo que ha sido esa travesía, el comienzo de la campaña fue exquisito. El equipo blanquirrojo no jugó la primera jornada, al tocarle con el descendido Murcia, que no estaba preparado para entrar en competición, y la segunda, primer partido en casa, finalizó con un empate sin goles ante el Atlético Astorga.

A partir de ahí, viento a favor y cinco victorias seguidas (Zamora, Tropezón, Compostela, Murcia y Somozas) que colocó a los riojanos como líderes, antes de que llegara la primera derrota, a pies del todopoderoso Oviedo, al que le costó reducir al galeón riojano en las procelosas aguas del Carlos Tartiere. No mermó la capacidad de los de Pouso, que ganaron los tres encuentros siguientes (Sporting B, Avilés y Burgos).

Incluso con el empate en León, la UD Logroñés se mantenía en el primer lugar de la clasificación. Había llegado el mes de noviembre y fue cuando la vorágine de la competición estuvo cerca de engullir al equipo riojano, que vivió unos trances difíciles, pero de los que salió incluso con más fuerza, sobre todo mental.

El empate frente al Guijuelo y la derrota con el Coruxo, ambas en Las Gaunas, frenaron el avance blanquirrojo, que había manejado bien los partidos en Valladolid (empate) y contra el Racing de Ferrol en casa, con una victoria que, en ese momento, fue muy importante.

Bajón de juego y resultados

Toda singladura tiene sus momentos buenos y sus momentos malos. La Unión Deportiva también padeció de situaciones adversas, que le llevaron a perder su condición de líder y a tener que ir afrontando cada etapa con la sensación de que ya no era un equipo seguro, sino que tenía vías de agua que le hacían abordable, cuando hasta esas fechas era prácticamente inexpugnable.

Ese bajón en el juego y en los resultados durante los meses de diciembre y enero, llevó a victorias en casa (Marino, Murcia, Zamora), también a empates (Langreo, Compostela y Oviedo), pero sobre todo llegaron derrotas inesperadas, ante los equipos que más abajo estaban en la tabla, y a los que la visita de la Unión Deportiva les sirvió para resurgir. Fueron los casos de Celta B, Lealtad, Astorga y Tropezón, finalizando con la derrota ante el Sporting B, lo que dejaba al club riojano fuera de los puestos de 'play off', en la quinta posición. Y eso que en una jornada lúcida, se había conseguido romper la tendencia ganando en As Somozas entre los empates con santiagueños y ovetenses.

Tirón para seguir arriba

En toda travesía, tras la tempestad, por muy fuerte que haya sido, por muy mal que hayan quedado las velas o los destrozos que haya sufrido la cubierta, la calma vuelve a sentirse cuando el capitán y la tripulación son las adecuadas para poner de nuevo todo en orden.

Hubo que esperar al mes de marzo, pero el barco blanquirrojo volvió a funcionar a todo ritmo. Las victorias ante el Avilés, -tras la que se regresó de nuevo al cuarto puesto para no volver a dejar la zona hasta hoy-, Burgos y Leonesa, seguidas, dieron con una luminosidad en el ambiente, que se había perdido durante el crudo invierno. Además, se empató en el difícil campo de Guijuelo, aunque se tropezó contra el Valladolid, frente al que se jugó la mejor primera parte de toda la campaña.

El triunfo ante el Coruxo, devolviéndole la derrota cosechada en Las Gaunas, puso las cosas más claras. Fue un tirón y se puso una velocidad de crucero tan elevada, que hizo poner distancia de por medio con los de atrás y acercarse a los de arriba. Tanto, que ni las derrotas ante Racing de Ferrol, y Celta B, ésta en Las Gaunas, segunda del año, permitieron que entrara una sola gota de agua en el casco blanquirrojo.

La UDL finalizó la primera vuelta, el 4 de enero, con 35 puntos en su haber y situado en la cuarta posición de la tabla. Con todos los avatares vividos, en la segunda vuelta, anda cerca de esos números. De momento, ya ha sumado 31 puntos y solamente faltan los puntos de la última confrontación, en Langreo.

No hay vuelta atrás, nadie puede arrebatarle el sueño de participar en su primera fase de ascenso. Queda, sin embargo, lo más difícil, que puede ser también lo más bonito.

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