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Miércoles, 16 de agosto 2017, 00:33
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Sergio Busquets, uno de los capitanes del Barça, evidenció ayer públicamente la fractura entre el vestuario y la directiva culé. «El gol en propia puerta de Piqué fue una jugada de mala suerte y ni mucho menos fue determinante para el partido. Cometimos errores, pero en ningún momento se perdió por un jugador o una jugada. No son formas. No es la mejor manera de expresarse señalando a un jugador», replicó ayer Busquets al mánager deportivo del club, Pep Segura, que tras el 1-3 en la ida de la Supercopa aseguró que «el error» del central catalán «fue determinante para la derrota».
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