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El sueco Claesson pelea por un balón ante un defensa de Suiza. :: EFE
Una titánica Suecia  sigue creciendo en Rusia

Una titánica Suecia sigue creciendo en Rusia

La selección nórdica elimina a Suiza y se cuela en los cuartos de final de un Mundial 24 años después con un gol del habilidoso Forsberg

PEDRO CAMPOS

Martes, 10 de julio 2018, 23:29

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¿Hay alguien que se acuerda de Ibrahimovic? El Dios del fútbol, y casi de la vida, como él se autodefine, debe estar sufriendo. Su selección se metió en los cuartos de un Mundial, un éxito brutal, sin el gigantón. Nadie ha alzado la mano recordándole. Que disfrute de Los Ángeles. Ahora la celebridad de Suecia se llama Forsberg. Un gol del habilidoso centrocampista llevó a su selección a colarse entre los ocho mejores equipos en Rusia. Ocurre 24 años después. La última vez que los escandinavos llegaron tan lejos fue en EE UU, que finalizaron terceros tras vencer a Bulgaria en la final de consolación. Brolin lideraba aquella camada; aquí no hay un cabecilla claro. Qué más da. El equipo de titanio, como así lo quiere su entrenador, ha logrado el objetivo tras superar a la incómoda Suiza.

SUECIA

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SUIZA

  • Suecia Olsen, Lustig (Krafth, min. 81), Lindelöf, Granqvist, Augustinsson, Claesson, Svensson, Ekdal, Forsberg (Olsson, min. 81), Berg (Telin, min. 90) y Toivonen.

  • Suiza Sommer, Lang, Djourou, Akanji, Rodríguez, Behrami, Xhaka, Shaqiri, Djemaili (Seferovic, min. 74), Zuber (Embolo, min. 74); y Drmic.

  • Gol 1-0: min. 66, Forsberg.

  • Árbitro Damir Skomina (Eslovenia). Mostró tarjetas amarillas a Lustig, Behrami y Xhaka; y roja directa a Michael Lang, en el minuto 93.

El siguiente ya es más ambicioso. Suecia disputó en 1958 un final icónica contra Brasil. Perdió claramente (5-2), pero es que enfrente se encontraba Pelé. El brasileño sí fue 'O Rei' del fútbol. Repetir aquella gesta se antoja una quimera, pero cosas más raras se han visto. Pero el camino hasta llegar aquí resulta ilusionante. Eliminó a Italia en la repesca y en la fase de grupos de Rusia dejó fuera a Alemania, aún vigente campeona. Suecia se ha cargado a dos selecciones que han ganado cuatro Mundiales cada una.

Las sonrisas se vieron en las caras de los suecos al final del choque, pero en los aficionados también se vislumbraron durante el juego. Fue un partido muy divertido. Sin excesiva calidad, eso sí, pero entretenido como pocos. El único que puso algo de fantasía fue el sueco Forsberg. Escorado a la banda izquierda, cada vez que recibía el balón se lanzaba hacia el centro para buscar el hueco. En Suiza, sus dos hombres referencia aparecían pero su incidencia no fue la esperada. Shaquiri y Xhaka buscaban romper el muro escandinavo sin éxito.

Suecia exhibía un juego británico. Con un claro 4-4-2 y que Berg en ataque se buscase la vida. Pero las dos primeras opciones fueron de los suizos. El control posicional era amarillo y, además, conseguía molestar a Suiza en la creación de juego. Las oportunidades seguían llegando, pero eran más por insistencia que por juego. En todas las de Suecia tenían a Berg como el rematador final. Forsberg las creaba y el atacante del Al-Ain las liquidaba. Dos de ellas fueron clarísimas, especialmente una en el minuto 28 que solventó Sommer con una enorme parada.

La posesión viró hacia Suiza. Pero le pasaba como a España. Sin resultados. Sin profundidad. ¿Para qué entonces? Sólo un chut de Dzemaili asustó a Suecia, que pudo anotar el primero de la tarde por medio de Ekdal cuando moría la primera parte.

En todas las salsas

En la segunda fase el guión no cambió para nada. Suiza controlaba y Suecia acababa las jugadas. Así lucía en los apuntes del seleccionador nórdico. Fuertes atrás y con velocidad para molestar a los suizos. Hasta el minuto 66 nada cambió. Hasta que apareció Forsberg. Le llegó el balón a sus pies, fue acercándose a la frontal del área y chutó con la fortuna de que el balón golpeó en Akanji, despistando a su guardameta. El partido se puso como mejor le iba a Suecia. Ahora a ver quién era el guapo que derribaba la fortaleza sueca. Pero Suiza tuvo dos acciones para darle la vuelta al choque. En la primera de ellas Embolo remató y fue Forsberg el que sacó el balón en la línea de meta. El creativo interior del Leipzig estuvo en todas las salsas. El jugador más valioso pese a que todos esperaban que fuera Berg el elegido.

En los últimos instantes todo pudo pasar. Seferovic tuvo la ocasión, pero Olsen se agigantó. Qué porterazo. Y de lo que podía haber ocurrido, casi pasa lo contrario, que Suecia ampliara la cuenta goleadora. El árbitro señaló penalti a Olsson por un empujón cuando encaraba la portería suiza. Pero el VAR alertó al colegiado de que el toque había sido fuera del área. Eso sí, a Lang se le mantuvo la roja. El lanzamiento no tuvo consecuencias. Y llegó el pitido final. Y Suecia es cuartofinalista. Y a ver quién consigue derribar al armazón que ha formado el seleccionador Andersson.

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