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Lunes, 25 de junio 2018, 19:53
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Una inoportuna plaga de insectos afectó anoche a los aficionados y, especialmente, a los porteros de Túnez e Inglaterra en el Volgogrado Arena. Por si no tuvieran suficiente con parar, los guardametas lidiaron con unos invitados inesperados y molestos. Los mosquitos invadieron la ciudad y dieron la noche a Pickford y Ben Mustapha, quien entró en el minuto 16 por el lesionado Hassen. La alta humedad y el calor, con temperaturas cercanas a los 25 grados a la hora del duelo, generaron un caldo de cultivo perfecto para los mosquitos, que incordiaron al público y a los futbolistas. A pesar de las alertas de las autoridades locales, los seguidores padecieron los inconvenientes de la situación en las terrazas de la ciudad por la falta de ventilación y que complicó aún más el panorama. La previa del debut mundialista los ingleses y tunecinos la vivieron con nervios, alegría, esperanza y una preocupación inesperada: los mosquitos.
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