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Cristiano Ronaldo y Juanfran, en la disputa de un balón durante el partido disputado ayer en el Metropolitano. :: EDUARDO DIEGUEZ / AFP
El derbi madrileño  lo gana el Barça

El derbi madrileño lo gana el Barça

Isco y Lucas destacaron en un duelo que señaló a Benzema, Cristiano y Griezmann, abucheado por la aficón colchonera al ser cambiado Tensión, polémica, poco fútbol y triste empate en la primera batalla entre Atlético y Real Madrid en el Metropolitano

IGNACIO TYLKO

Domingo, 26 de noviembre 2017, 00:21

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MADRId. Nervios, tensión, ansiedad, polémica, ya que Fernández Borbalán no quiso saber nada en las áreas, sobre todo la del Atlético, y mucha más voluntad que fútbol en el primer derbi madrileño en el Wanda Metropolitano. En cuanto a juego, fue un duelo decepcionante que evidenció las dificultades que sufren el Atlético y el Real Madrid, que tras su empate a nada se quedan ya a nada menos que diez puntos de un Barça que no falla. Una cita que volvió a dejar señalados a Karim Benzema y a Cristiano Ronaldo en el vigente campeón y a Antoine Griezmann en los colchoneros.

Un gol por barba llevan los astros merengues en esta Liga y ocho encuentros consecutivos sin marcar acumula la devaluada joya del Atlético, que sigue invicto pero suma tantas victorias como igualadas (seis). La llamada media inglesa no le llega para apretar al Barça. En punta se pierde el 'Principito', pero tampoco se las busca como antes. Volvió a ser sustituido, como en Riazor, y se llevó una bronca tremenda de su hinchada. Se indignó Simeone por ello, pero el público es soberano y sabido es que el fútbol no tiene memoria.

Batalla táctica entre dos rivales que se conocen al dedillo y flojean a estas alturas de campaña. Simeone, un técnico que suele anticipar sus planes en los entrenamientos, jugó esta vez al despiste. No en los hombres, ya que salieron los once esperados, pero sí en las demarcaciones. Situó durante la semana al ghanés Thomas de segundo delantero y a la hora de la verdad le incrustó por delante de la defensa.

Su misión, además de tratar de darle más salida de balón a un equipo lastrado en esa suerte, era frenar a Isco. Sabe Cholo que a día de hoy el malagueño es la pieza clave del Real Madrid. Pero es muy difícil neutralizarle por su versatilidad y dinamismo. Dribla, rompe líneas de presión, llega, asiste y remata. Y de un tiempo a esta parte, se afana mucho más en la recuperación y activación tras pérdida. Por momentos, hace de Modric y de Kroos. Fue de largo, el mejor del Madrid. Enfrente, el más destacado, aunque demasiado duro, Lucas Hernández.

Los locales querían presionar al Real Madrid cuando la tenía en su campo, pero enseguida su repliegue era intensivo. Frente al ímpetu y la decisión de los colchoneros, muy incómodos para su enemigo capitalino en los inicios, los de Zinedine Zidane se lo tomaron con más calma y pausa. Mucho más técnicos, pretendían agotar a sus vigilantes a base de toques y toques. Si podían correr al contragolpe bien, pero en todo caso se abonaron a las tesis de la paciencia. Estrategia de desgaste a base de posesión. No les llegó para ganar.

Correa dispuso a los tres minutos de una ocasión pintiparada, a pase de Varane, pero su toque sutil para picarle el balón por encima a Kiko Casilla se marchó desviado. Se lamentaba Simeone con gestos muy ostensibles porque esa falta de pegada lleva condenando todo el curso a un equipo que sueña con incorporar en enero a Diego Costa. Por lo menos, un referente de verdad arriba, un jugador que de la nada puede sacar una falta, un córner o un lío que pare el partido, permita oxigenarse a sus compañeros o saque de quicio a los rivales.

Rompe y rasga

El derbi, de rompe y rasga, dejaba acciones muy duras. Carvajal, ausente desde finales de septiembre, Lucas y Savic, ejercieron de los malos de la película. Si el Atlético comenzó mejor, el Madrid ganó claramente a los puntos el primer acto. Acabó arrinconando a los colchoneros, si bien es cierto que tampoco generó ocasiones muy claras salvo una de Kroos, desacertado como Correa cuando estaba solo ante Oblak.

Por su perfil izquierdo, el Madrid generaba una inquietud enorme en los atléticos. Entre Marcelo e Isco volvían locos a Juanfran y a Correa, que se mataba para ayudar tarde y mal en defensa y luego no estaba fresco arriba. Y Juanfran, que realizó un corte impecable cuando Cristiano se marchaba, llegó al descanso ya sin poder con su alma. Koke, que arrancó por detrás de Griezmann, acabó deambulando por esa zona, ya que sale de lesión y no está fresco.

Cambios tras la reanudación. Ramos se quedó en el vestuario -un golpe de Lucas le fracturó el tabique nasal- y entró Nacho. En el Atlético, Simeone apostó por un 4-4-2 más claro y natural, con Saúl y Koke cambiados de banda y Correa por detrás de Griezmann, muy solo, sin confianza y aparentemente tristón. Cristiano, una sombra de sí mismo, intentó su primer tiro a falta de un cuarto de hora. Justo antes de que Asensio entrase por un indolente Benzema y Simeone alistase a Gameiro y Torres, que casi fabrican el 1-0 a continuación. Salvó Varane bajo palos. Se fueron Correa y Griezmann, que se llevó la pitada de la noche. Sintomático.

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