El gran día de Manu García

Manu García fue pilar fundamental de aquella UD Logroñés que daba sus primeros pasos. Aterrizó para afrontar la segunda temporada y en esos dos ejercicios completó medio centenar de partidos bajo las batutas de Josip Visnjic, Nacho Martín y Pepe Calvo. Tipo educado y sonriente, compaginaba el fútbol con sus estudios universitarios. Segunda B es un pozo demasiado profundo.

Aquella decisión fue acertada. Lo demuestra el tiempo pasado. Su primer año en Mendizorroza concluyó con el ascenso a Segunda. Un club más próximo a la muerte que a la buena vida asomó la cabeza y comenzó a crecer con el modelo Baskonia, con Josean Querejeta. Manu se asentó en aquel equipo y creció bajo su paraguas. Tres temporadas en Segunda y nuevo ascenso. El Glorioso había resucitado y comenzaba a recordar aquellos años en los que fue capaz de llegar a una final de la Copa de la UEFA, conocida hoy como Liga Europa.

Manu se fue a la Real Sociedad con 19 años. Suma doce ejercicios saltando a un campo y a otro, pero ha alcanzado la gloria por un minuto, por el de ese gol a Oblak. Zurdo cerrado, le salió el golpeo de su vida con la pierna derecha. El triunfo de la constancia, del sacrificio, del lado más oscuro del fútbol. Es el único superviviente de aquel Alavés de Segunda B. Ya disfrutó del éxtasis cuando, con la camiseta del Real Unión eliminó al Real Madrid. Otra gesta. Pero la Copa es efímera; la Liga es eterna. El gol del Calderón no se olvidará tan fácilmente. El primero del Alavés en su retorno a la élite y con firma de su capitán, alavés como no podía ser menos.

«Me voy muy satisfecho por la idea del equipo, por el trabajo hecho, por la solidaridad que hemos tenido todos y creo que este es el camino que tenemos que seguir para conseguir la permanencia», aseguró el vitoriano al termino del partido. La permanencia es el reto de los humildes. Manu sabe lo que cuesta llegar y lo poco que necesitas para caer.