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Gareth Bale vuela por los aires del Calderón durante el empate entre el Atlético y el Madrid. :: afp
EL MADRID PAGA
SU CONFORMISMO

EL MADRID PAGA SU CONFORMISMO

El Atlético se transforma tras el descanso y se aprovecha del descontrol defensivo de los blancos

AMADOR GÓMEZ

Lunes, 5 de octubre 2015, 01:13

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El primer derbi de la temporada, entre un favorito al título con muchas dudas y un aspirante que no quiere dejar de serlo, tuvo dos partes muy diferentes y se saldó con un justo empate con sabor a derrota para los blancos. El Real Madrid y Rafa Benítez creyeron que iba a quedar resuelto en tan sólo 21 minutos, con un tempranero gol, como antaño, gracias a un gran cabezazo de Benzema, y a un paradón de Keylor Navas tras un error garrafal de Sergio Ramos al cometer un absurso penalti desperdiciado por Griezmann.

Sin embargo, el Real Madrid no fue capaz de cerrar el partido en la segunda parte y pagó su conformismo frente a un Atlético que, tras un cambio radical de cara tras su decepcionante primer tiempo, encontró en la recta final un merecido premio ante su afición.

Contra un Atlético desconocido en la primera parte, que no presionó ni tuvo la intensidad exigida en un duelo de estas proporciones, el Madrid jugó y ganó como quiso ese período. Después, entre las sustituciones conservadoras de Benítez para intentar aguantar el resultado, cuando su equipo era un descontrol, y la ambición y empuje de los rojiblancos, a los que no les faltó fe, los visitantes se quedaron sin triunfo. El Madrid, desaparecido en la segunda mitad, acabó rendido físicamente y hasta pidiendo la hora. El Atlético, sin embargo, fue de menos a más y dejó a Benítez y los suyos desencajados. Es lo que tiene jugar a defender en vez de tener ambición e imponer autoridad cuando se tiene tantísima calidad en ataque. Con la primera mitad no le bastó al Madrid, que tan sólo dispuso de una ocasión clara en todo el partido y la transformó. Muy pobre bagaje.

Los rojiblancos, sin embargo, tiraron toda la primera mitad, en la que se mostraron sorprendentemente tiernos, sin un ápice de agresividad, que era a lo que se agarraba en los derbis en los que triunfaba con Simeone, aunque estaban esperando su momento. Igual que el Atlético estuvo encerrado durante la primera mitad, tras el descanso fue el Madrid el que se echó atrás y se estrelló. Igual que Benítez no acertó con los cambios, Simeone sí lo hizo y al final, si no hubiese sido por Keylor Navas, incluso podía haber salido derrotado de un Calderón contagiado por la garra local.

Aunque tanto Benítez como Simeone prefieren contener y montar sus equipos desde la defensa, quedó demostrado que al Real Madrid le faltó continuidad en el juego y, sobre todo, el control y el dominio que ejerció durante la primera parte.

Igual que el Real Madrid se hizo el dueño absoluto del balón en el período inicial y el Atlético se limitó a verlas venir y a desentenderse de la mitad de partido, como si la batalla no fuese importante en la lucha por el título, rechazando -aunque la culpa la tuvo Keylor- el regalo de Ramos, el juego que más les gusta a Simeone y los suyos, el del fútbol presionante e incómodo para el enemigo, sí que apareció en la segunda mitad.

El técnico argentino del Atlético de madrid, como ya había reconocido el día anterior, no estima determinante tener el balón, pero su equipo tuvo que recuperar, además del corazón y el brío, la pelota en esa segunda mitad en la que Benítez, fiel a sus ideas, retiró del ataque a Benzema para intentar fortalecer el medio campo con Kovacic.

Ese cambio, al que ya está habituado Benzema con Rafa Benítez, no le hizo ninguna gracia al delantero francés, y mucho menos al madridismo, que también echó muy en falta más contundencia de un perdido y solitario Cristiano Ronaldo.

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