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Cristiano Ronaldo, antes de su expulsión en Córdoba.
Cristiano ensucia la imagen que tardó en limpiar
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Cristiano ensucia la imagen que tardó en limpiar

El Real Madrid confía en que Competición no considere agresión su «patada» a Edimar y el astro portugués pueda jugar el derbi en el Calderón

Ignacio Tylko

Domingo, 25 de enero 2015, 18:14

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Más allá de celebrar en el vestuario del Nuevo Arcángel una de esas victorias de las que nadie se acuerda dentro de un par de meses y que en el balance final de curso permiten ganar Ligas, tal y como reconoció al término del partido Iker Casillas, malas noticias en el Real Madrid, que ensució su imagen por culpa del mal juego y de la antideportividad y altanería de Cristiano Ronaldo.

Existe inquietud en el equipo blanco por la sanción que le pueda caer el astro portugués, aunque se confía en el acta del árbitro, que sólo se refirió a una «patada», en las disculpas del jugador y en las alegaciones para que la aparente agresión a Edimar no se considere como tal y sólo le caigan dos partidos de suspensión que le permitirían disputar al derbi del 7 de febrero en el Vicente Calderón, tras recibir los blancos en su feudo a Real Sociedad y Sevilla.

«En el minuto 83, Cristiano fue expulsado por dar una patada a un adversario sin estar el balón a distancia de ser jugado». Así reflejó el canario Hernández Hernández lo sucedido. No escribe sobre el manotazo a Crespo, ni tampoco sobre el gesto de limpiarse el escudo de campeón del mundialito de clubes cuando salía del campo, lo que más indignó a la hinchada cordobesista por considerarlo chulesco.

Tampoco el Comité entrará de oficio para analizar algún que otro brazo soltado por el astro de Madeira, quien en la elegante Córdoba arrojó porquería sobre la figura que tanto le costó lavar desde su aterrizaje al Real Madrid en 2008. «Pido disculpas a todos, y especialmente a Edimar, por mi acto irreflexivo», expresó después el Balón de Oro a través de las redes sociales. El brasileño le perdonó y reconoció que a todos les puede pasar algo así. «Lo tomo como un momento de frustración, de nervios», subrayó Edimar.

Existen precedentes para todos los gustos, pero el Real Madrid se agarra a una acción parecida, ocurrida el pasado diciembre en un Valencia-Rayo de Copa. Rodrigo golpeó a Morcillo y vio la roja directa. Al delantero le cayeron dos partidos de suspensión «por dar una patada a un adversario estando el balón en juego pero no a distancia de ser jugado», según escribió el juez en el acta.

Competición puede aplicar dos artículos del Código Disciplinario a la hora de sancionar a Cristiano: el 98, que contempla de cuatro a doce partidos de suspensión para agresiones que no causen lesión y se produzcan con el juego parado o a distancia tal que resulte imposible disputar el balón. En esa jugada, el esférico estaba en poder del portero Juan Carlos. Si el órgano jurídico de la Federación estima que sólo es una acción violenta o peligrosa, utilizaría el artículo 123, que fija una condena de uno a tres partidos.

Cinco expulsiones

Se trata de la quinta expulsión que Cristiano ha sufrido en el fútbol español, donde en los últimos meses se había ganado más admiración de las aficiones rivales porque su comportamiento había sido mejor, mucho más humilde. Tras un esfuerzo personal y de sus asesores, el luso se mostraba más deportivo y elegante sobre el campo. Hasta ahora, Cristiano, había recibido dos partidos de castigo por propinar un codazo a Mtiliga (Málaga), uno por dar un manotazo a Ortiz (Almería), dos por los enseñar los tacos a Gabi en la final de Copa y tres el curso pasado tras tirar del pelo a Gurpegui, soltar un manotazo a Iturraspe y desconsideración al árbitro.

La impotencia y arrogancia de Cristiano centraron la atención en el día después del partido pero no esconden el peor partido jugado por el Real Madrid en esta temporada y uno de los más pobres de la era Ancelotti. Los blancos ganaron gracias a ese penalti postrero que cometió Edu Cartabia y aprovechó Bale pero perdieron sus señas de identidad. No manejaron el partido, elaboraron poco, no controlaron los tiempos ni los espacios y apenas crearon ocasiones.

Fue un equipo cansado, previsible, a merced de los contragolpes de un gran Córdoba. Kroos tardó en replegar y Khedira dejó malas sensaciones, El choque echó por tierra la teoría de que al Real Madrid le venía bien caer en la Copa para poder preparar durante una semana el siguiente duelo liguero. Sin Cristiano, obligado por el diván, Ancelotti podrá equilibrar más a su equipo con un cuarto centrocampista.

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