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Iniesta, en el Barça-Atlético de Copa.
El próximo reto de Luis Enrique: recuperar al mejor Iniesta
FÚTBOL

El próximo reto de Luis Enrique: recuperar al mejor Iniesta

En un momento en el que el Barça ha dado un paso al frente, el centrocampista está dejando de ser intocable para la crítica porque le cuesta llegar al nivel del resto

P. RÍOS

Jueves, 22 de enero 2015, 19:40

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Las dos victorias consecutivas del Barça sobre el Atlético de Madrid en la Liga (3-1) y en la ida de los cuartos de final de la Copa (1-0) han evidenciado que Luis Enrique ha conseguido que la mayoría de sus jugadores se acerque a su mejor versión no sólo en lo referente al juego con el balón, sino también en lucha, sacrificio e intensidad. El técnico asturiano, con o sin mano izquierda, está recuperando al mejor Gerard Piqué, concentrado como nunca, o a un Sergio Busquets que vuelve a estar en todas las partes, dos buenas noticias para la selección española, como la de Jordi Alba, dueño otra vez de la banda izquierda. Del compromiso de Mascherano no se ha dudado, como tampoco de las características de Ivan Rakitic aptas para este Barça que no esquiva el cuerpo a cuerpo. Hasta Dani Alves, cuando parecía en el ocaso de su carrera, está defendiendo su plaza en el lateral derecho con orgullo. Por no hablar de Leo Messi, quien, problemas con el entrenador al margen, se ha aplicado para sumar a su potencial futbolístico la actitud imprescindible para competir con Cristiano Ronaldo por los Balones de Oro, un espíritu indomable que le han contagiado Neymar y Luis Suárez, éste sin suerte ante el gol, pero transmitiendo coraje en cada acción.

En unas pocas líneas aparecen aquí los nombres de los titulares del once de gala de Luis Enrique, menos los porteros (Claudio Bravo en la Liga y André Ter Stegen en la Copa y la Liga de Campeones) y el único jugador de campo que desentona en este Barça que, sin descuidar el buen trato al balón ni el ataque como doctrina, es un equipo más guerrero: Andrés Iniesta.El centrocampista de Fuentealbilla se libró de las críticas más furiosas durante la pasada temporada con el Tata Martino y parte del anterior curso con Tito Vilanova, cuando el Barça de la Liga de los 100 puntos hizo el ridículo ante el Bayern en la Liga de Campeones. En ese proceso han recibido palos casi todos. Y el primero Messi, con todo lo que aportaba a base de goles y asistencias incluso jugando bajo mínimos. De Piqué se dijo que ya no pensaba en el fútbol, de Sergio Busquets que físicamente era irrecuperable, de Xavi que estaba acabado por una cuestión de edad

Algunos, como Cesc Fàbregas y Alexis, ya se han ido con la afición en contra por su rendimiento. En el Barça, un año sin ganar como 2014 pasa factura y la mayoría escuchó o leyó cosas que nunca imaginó. Lo mismo ocurrió con los españoles del Barça que estuvieron en la selección que naufragó en el Mundial de Brasil. Un desastre total. Pero Iniesta seguía pareciendo intocable, excesivamente protegido por medios de comunicación catalanes y madrileños, quizás porque con tantos años de fútbol virtuoso se había ganado un crédito. O puede que esa forma de ser que le invita a quedar bien con todo el mundo en sus declaraciones le ha permitido no tener enemigos. El gol al Chelsea en Stamford Bridge en 2009, inicio del mejor Barça de la historia, y el de la final del Mundial de Sudáfrica en 2010 han sido su escudo protector en los peores momentos. Hasta se le citó de forma más o menos unánime como uno de los pocos de la selección que dio la cara en Brasil sin que aportara nada del otro mundo. Pero comienza a agotarse el crédito.

Bajón de rendimiento

Curiosamente, es ahora cuando Iniesta está apretando los dientes para estar a la altura de la exigencia física del Barça de Luis Enrique, tiene la voluntad de ayudar, de llegar a la presión, de cubrir la espalda de los laterales con solidaridad táctica. Y todo eso intentando disfrutar con el balón. Quizás esté mejor hoy que en cualquiera de los 16 meses anteriores, pero, sorpresa, es en este momento cuando se le cuestiona. Su problema es ese paso al frente que han dado sus compañeros. Iniesta, en la comparación, sale perdiendo. No desequilibra en el uno contra uno, no pisa el área rival y llega de forma tímida a la frontal del área, ha perdido luz en el pase definitivo (ni una asistencia en Liga) y gol nunca ha tenido (sólo ha hecho dos esta campaña al Huesca en Copa). En Sigue combinando con criterio y asegurando la posesión en la zona central del campo, que también es importante, pero ante la presión del Atlético fue el más que balones de riesgo perdió porque ya sucumbió la pasada temporada ante centrocampistas tan físicos como los rojiblancos. «Estoy contento con mi rendimiento. Me gusta pensar que lo mejor está por venir y queda mucha tempoarada», dijo al terminar el partido para sorpresa general.

Que este Barça sea más directo y agresivo le está desnudando. Xavi, recuperado de su lesión, puede arrebatarle el sitio en un momento en el que los dos medios indiscutibles comienzan a ser Busquets y Rakitic porque corren y juegan. Hasta Rafinha está llamado a tener protagonismo en este tramo de la temporada por su potencia física, desparpajo y técnica. Y como cuando se abre la caja de los truenos ya vale todo, el entorno de la selección comienza a proclamar que Isco es el nuevo Iniesta. O lo que es lo mismo, que como el de Fuentealbilla no se ponga las pilas, le quita el puesto. Pero no está todo perdido para Iniesta. Tiene a su favor que está entrenando muy fuerte para recuperar su fortaleza, cuenta con la voluntad personal y la profesionalidad innegable. Y está Luis Enrique, que si ha relanzado a Piqué, Busquets, Alves o Alba también puede darle un empujón a Iniesta para que vuelva a ser el que era. El Barça, la selección y el fútbol le necesitan.

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