Borrar
Luis Enrique observa a Leo Messi en el entrenamiento del FC Barcelona.
«Barra libre» para interpretar

«Barra libre» para interpretar

La negativa del crack argentino a ser cambiado ante el Eibar marca los prolegómenos del vital choque de Champions entre el Barça y el Ajax

P. RÍOS

Martes, 21 de octubre 2014, 01:16

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Pep Guardiola llevó el asunto con dignidad y, aunque le acabó salpicando. Tito Vilanova lo afrontó con la complicidad que les unía desde que coincidieron en aquel cadete y quizás por eso no intentó demasiado hacerle cambiar de idea. Mejor así que provocar una conflicto. Y Tata Martino le alineó una y otra vez pese a que jugaba con el freno de mano puesto debido a una lesión muscular.

Pese a todo, los tres se atrevieron en alguna ocasión a cambiarle pensando en su descanso físico y se ganaron sus rabietas casi infantiles. A Guardiola, por ejemplo, no se le presentó a algún entrenamiento posterior a una sustitución, hecho, por supuesto, convenientemente filtrado en los últimos días de Pep como técnico en la 2011-12 para demostrar que el Barça aflojaba su rendimiento no porque el técnico estuviese pensando en otras cosas, sino porque el crack que le había hecho ganar todo ahora era indisciplinado.

Estamos hablando de Leo Messi, por supuesto, y de su exigencia de jugarlo todo protegido por el argumento de la competitividad y de la ambición deportiva. Luis Enrique lo estaba dirigiendo con naturalidad, admitiendo en ruedas de prensa lo difícil que se la hacía cambiarle aunque se le pasaba por la cabeza en partidos resueltos y señalando que «él sabe dosificarse en el campo porque es muy inteligente». Y es al técnico asturiano a quien las cámaras de TV3 le han pillado 'con las manos en la masa' de forma más flagrante que a sus antecesores.

El sábado, ya con 3-0 en el marcador ante el Eibar, recién anotado el tercero por parte del argentino, le preguntó a gritos que cómo se encontraba antes de ser cambiado y la respuesta del argentino fue con un simple gesto (el OK con el pulgar levantado) que él seguía en el campo. Luis Enrique sonrió, expresó algo así como un «¡venga, hombre!» y, resignado, comunicó al delegado que cambiara el nombre del sustituido: se iba Neymar.

Para los aficionados fue una bendición que se quedara en el césped, pues hizo diabluras durante los últimos diez minutos, aunque no marcó. Pero las interpretaciones de lo sucedido variaron según el origen de los comentarios: en Madrid vieron otra vez que en el Barça manda Messi más que el entrenador y en Barcelona leyeron una complicidad divertida entre técnico y crack.

En la víspera del Barça-Ajax, partido de Liga de Campeones en el que el equipo azulgrana está obligado a ganar tras su derrota ante el PSG (3-2), hablaron del asunto Neymar y Luis Enrique. El brasileño señaló que no le molestó que le quitara a él y no a Messi. El entrenador llegó a la rueda de prensa europea con el mensaje bien aprendido. «Antes de hacer los cambios solemos preguntar a los jugadores si han recibido golpes y tomamos decisiones, y más en un tercer cambio. A partir de ahí las interpretaciones ya dependen de los intereses de donde salen y en eso no me meto. Yo soy de fiarme mucho de las sensaciones, del 'feeling' con los jugadores. ¿Si tengo algo que decir a los que interpretan que manda más que yo? Barra libre, como siempre».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios