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IGNACIO TYLKO
Viernes, 25 de abril 2014, 01:18
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Los conflictos médicos latentes en el Real Madrid se han transformado en una guerra tras las misteriosas lesiones de Cristiano Ronaldo. Florentino Pérez está dispuesto a coger el bisturí y cortar por lo sano porque no permite que se ponga en riesgo a su jugador franquicia, indignado porque no se le realizó ni una prueba diagnóstica antes de viajar lesionado a Dortmund, donde se retiró en el entrenamiento previo al partido. Tras tomar la decisión de jugar ante el Bayern, a pesar de que Ancelotti reconoció que apenas se encontraba al 50%, Cristiano disparó con fuego. «Estaba con confianza pero algunas personas querían que no jugase. Los médicos tienen su opinión y yo la mía, que es la que cuenta», lanzó.
El lío envuelve una realidad surrealista. Oficialmente, los servicios médicos están externalizados porque Sanitas paga en torno a tres millones anuales al club. El máximo responsable es el doctor Carlos Díez, y el jefe de fisioterapia, Pedro Chueca. Por otro lado ejerce el doctor Jesús Olmo, aliado de la directiva y el último en llegar al club junto a tres fisioterapeutas de confianza. Y la mayor parte de los jugadores son atendidos luego por sus médicos, fisios y recuperadores de confianza.
Cristiano se marchó antes de la final de Copa a Oporto para pasar consulta con el doctor Noronha, médico de confianza de Jorge Mendes, agente de CR7. Y el que le ha tratado y tocado los músculos es Joaquín Juan, el fisio que mima a Pau Gasol.
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