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LUIS GAGO
Lunes, 20 de marzo 2017, 23:56
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Madrid. Cruce de rachas en la vuelta de los octavos de final de la 'Champions' entre el Leicester y el Sevilla. Si en el encuentro de ida, en el Ramón Sánchez-Pizjuán, los rojiblancos llegaban seguros de sí mismos, cerca del liderato en la Liga y con energías positivas, para la visita a tierras británicas el cuento ha cambiado su trama. Porque ahora los ingleses son los que llegan al duelo cargados de moral y con la sensación de poder remontar el 2-1 que traen en contra. Tras la destitución de Claudio Ranieri, el nuevo comandante del barco con nombre de bardo histórico, Craig Shakespeare, ha logrado llevar a su equipo a una racha victoriosa de partidos y alejarse de la zona del descenso de la Premier. Incluso dentro del vestuario inglés, los pesos pesados del mismo han dado su visto bueno a que continúe hasta final de temporada por la forma de llevar el trabajo diario y cómo ha logrado adaptarse al perfil de sus hombres.
Leicester Schmeichel, Chilwell, Morgan, Huth, Simpson, Drinkwater, King, Amartey, Gray, Vardy y Musa.
Sevilla Sergio Rico, Mariano, Rami, Pareja, Escudero, Vitolo, N'Zonzi, Iborra, Nasri, Ben Yedder y Jovetic.
Árbitro Daniele Orsato (Italiano).
Hora 20.45 horas (Antena 3).
Características todas ellas que obligan a los sevillistas a tener que improvisar una nueva faceta del juego: generar ilusión y esperanza. Porque en el bando rojiblanco el barco está cerca de hundirse cual tragedia romántica del Siglo de Oro. Los de Sampaoli han dicho casi adiós a sus aspiraciones del título liguero, tienen por delante unas jornadas en las que incluso la presencia la temporada que viene en la Liga de Campeones peligra por el resurgir del Atlético de Madrid y el estado físico de sus estrellas está en entredicho.
Confían los hispalenses que la ventaja de la ida sea suficiente, aunque si algo han aprendido del famoso Barça-PSG es que cualquier relajación será pecaminosa. Los dos empates seguidos en la competición española, frente al Alavés y Leganés, llevaron a que N'Zonzi se encarara con la afición sevillista por sus silbidos y falta de confianza. Una tensión que se refleja sobre el césped.
Desde la entidad nervionense se trata de poner diques al mar, contener los brotes de alarma que están surgiendo para supeditarlo todo al pase a los cuartos de final de la máxima competición continental. No quieren distracciones desde la planta noble, pero no es fácil. En el banquillo, su técnico piensa más en una llamada desde Barcelona que lo acerque a dar el salto de elitismo que buscaba desde su llegada a Sevilla, mientras que los jugadores claves y titulares ven sus teléfonos sin parar de sonar por las ofertas mareantes que llegan de otras ligas y equipos importantes.
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