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El entrenador del Real Madrid, Zinedine Zidane, sujeta la copa en el balcón de la sede de la Comunidad de Madrid en la Puerta del Sol. :: j.j. guillén /efe
Zidane, contigo empezó todo

Zidane, contigo empezó todo

Zizou llegó a un Madrid en estado de ebullición para reemplazar a Rafa Benítez y, siempre sonriente y mesurado, se ha convertido en leyenda

JAVIER VARELA

Lunes, 30 de mayo 2016, 01:04

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MIlÁN. «Zidane ha sido muy importante, cambió la historia del Real Madrid en el 2001. Logró la Copa de Europa como jugador y ahora como entrenador». Son palabras de Florentino Pérez que suscriben cualquiera de los aficionados del conjunto blanco. El técnico francés llegó al banquillo más 'caliente' del mundo casi por accidente y con la única experiencia de haber entrenado al Castilla, en el que recibió más críticas que halagos, pero fue capaz «con mucho trabajo y la ayuda de los jugadores» de darle la vuelta a la tortilla que había dejado Rafa Benítez.

Zidane llegó al banquillo de un Real Madrid en estado de ebullición y siempre sonriente y mesurado se ha convertido en la leyenda del Madrid. «Estoy contento con las palabras del presidente, pero Di Stefano ha sido todo en este club y me parece demasiado la comparación, mejor vamos a dejarlo», señalaba el francés sonrojado.

Pero la llegada de Zidane al banquillo del Bernabéu no fue en el mejor momento. En el constante examen que debe superar el Real Madrid todos los días, Rafa Benítez -al que algo de esta Champions League le toca- vivió en un Madrid convulso desde que llegó. Su elección no gustó a casi nadie y vivió en el alambre durante sus meses como máximo responsable del equipo.

Tensión con Cristiano Ronaldo, malestar con los pesos pesados de la plantilla, poco 'feeling' con los jugadores, el 0-4 en el 'clásico' frente al Barcelona en el Santiago Bernabéu, los problemas judiciales de Benzema, la eliminación copera por el 'caso Cheryshev', la sanción de la FIFA. demasiados golpes para un club acostumbrado a ser protagonista y ganar todo que acabó con la 'cabeza' del español como solución para evitar que los cimientos de la casa blanca se tambalearan.

La llegada de Zidane, en principio, generó confianza en los jugadores, en la afición y en la directiva. Una apuesta personal de Florentino Pérez que, como en Halloween, podría haber acabado siendo 'truco o trato', pero que con la 'undécima' en las vitrinas del Bernabéu nadie discute.

Zidane era Zidane, pero sus méritos como entrenador estaban muy lejos de ser los que necesita un técnico para 'ganarse' el privilegio de sentarse en ese banquillo. Tras unos partidos esperanzadores en casa con sendas goleadas, llegó el primer disgusto para el francés y los suyos, que significó la primera piedra de la 'undécima'.

Aquella tarde de febrero sufría su primera derrota como entrenador del equipo blanco ante el Atlético de Madrid, precisamente. Todo empezó en un derbi en el Santiago Bernabéu y ha acabado, de momento, en otro derbi en San Siro. La derrota liguera ante el equipo de Simeone convenció a Zinedine Zidane de que algo tenía que cambiar en el equipo si quería conquistar el objetivo para el que había sido llamado a filas por el presidente: ganar la Champions.

El francés, como ya había hecho Rafa Benítez sin el beneplácito de los pesos pesados del banquillo y de la zona noble de la Castellana, apostó por un futbolista secundario que se hacía vital para dar equilibrio a un equipo pensado más en atacar que en defender. Zidane se dio cuenta a tiempo y mandó al banco a James e Isco para dar los galones a Casemiro, en una decisión aplaudida por todo el mundo pero que meses antes no servía.

Desde entonces, todo fue un camino de rosas en cuanto a resultados, salvo el sofocón de Wolfsburgo que a punto estuvo de dejarle en la cuneta de su sueño de la Champions a la postre conquistada en Lombardía. El resto, unos números de ensueño y un récord liguero de 12 jornadas consecutivas ganando que le permitieron llegar con posibilidades de conquistar la Liga a la última jornada, en la que durante unos pocos minutos fue campeón virtual cuando en febrero nadie daba un duro por el equipo.

Zidane había sido protagonista de la 'novena', con aquel golazo en Glasgow, de la 'décima', como segundo entrenador de Carlo Ancelotti en Lisboa, y de la 'undécima' Champions del Real Madrid como entrenador en Milán, un hito al alcance de muy pocos.

«El Real Madrid es el club de mi vida», confesaba con ese aire tímido y sin levantar la voz que tanto bien le ha hecho al equipo. Con «el trabajo» como bandera, el francés ha devuelto al Real Madrid a la cumbre de 'su' competición y ha devuelto la ilusión a todo el madridismo, que se veía a la deriva hace sólo tres meses.

Ya lo dijo Zidane antes de la final del sábado en Milán, cuando se le pregunto qué había cambiado desde aquel 0-1 ante el Atlético en Liga: «tres meses, lo que ha cambiado han sido sólo tres meses», en clara alusión sin decirlo al trabajo realizado en este tiempo. El técnico francés del equipo blanco es ya el nuevo héroe del Santiago Bernabéu. 'Con Zidane, empezó todo' resuena en el coliseo merengue.

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