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Un aficionado del Real Madrid y otro del Atlético posan sonrientes ante la Catedral de Milán. :: Stefan Wermuth Livepic / REUTERS
Sólo uno tocará el cielo

Sólo uno tocará el cielo

Zidane y Simeone podrán contar con sus equipos de gala y el juego a la contra será el protagonista

JAVIER VARELA

Sábado, 28 de mayo 2016, 01:24

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735 días después de que se apagaran las luces en el estadio Da Luz de Lisboa, San Siro encenderá las suyas para dar la bienvenida a los mismos invitados en una final de la Champions League. El Real Madrid y el Atlético vuelven a medirse en una final, esta vez más igualada si cabe que la de hace dos años, con el objetivo de levantar la 'undécima' unos y la 'primera' otros. Zidane espera «un duelo complicado» y aventura sufrimiento: «También sabemos sufrir y mañana (por hoy) es lo que nos va a tocar, pero en una final es normal tener dificultades en un partido. Si quieres ganar tiene que sufrir». Simeone, en cambio, prefiere quitar presión a los suyos al señalar que «jugar una final es algo fantástico y ganarla es supremo», al tiempo que se muestra «encantado de llevar a las espalda 113 años de historia».

El estadio milanés, escenario de partidos épicos, será el plató elegido de la segunda parte de una película que tuvo un final trágico para los atléticos y feliz para los madridistas. Los blancos levantaban la 'décima' y los rojiblancos apelaban a volver a encontrarse con la oportunidad de ganar por primera vez la máxima competición, algo que se han encontrado -más bien ganado- sólo dos años después de aquella fatídica noche. Desde aquel gol de Ramos en el minuto 93 el mundo del fútbol se ha hartado de decir que se le debía una alegría a un Atlético de Madrid que, más allá de deprimirse, ha regresado a la cita más fuerte que nunca. Pero el fútbol no entiende de favores y sí de goles, de victorias y de títulos. «Lo mejor que ha tenido este grupo es insistir, prepararse, levantarse, reinventarse, no cambiar la identidad, el compromiso. Cuando repites y eres insistente, se puede», aseguró Simeone horas antes del partido.

En Lisboa los atléticos pudieron pagar la novatada, pero ahora, con más experiencia, no hay dudas de que nada se dará por conseguido hasta que el árbitro señale el final de un partido que promete ser apasionante. «Me quedo con el orgullo, pero fue una derrota cruel», recordaba ayer el capitán rojiblanco, Gabi. «Tenemos la experiencia y sensación de que podemos ganar al Real Madrid y vamos a intentarlo», aseguró. Mientras, el capitán del Real Madrid, Sergio Ramos, reconoció que «el Atlético no tiene más presión por haber perdido la final de Lisboa». «La presión existe cuando juegas una final así. Queremos ganar y seguir sumando títulos», apuntó el central sevillano.

Como en toda buena película, muchos protagonistas repetirán en la secuela y en los banquillos estarán dos directores que ya estuvieron en aquella noche lisboeta. Zidane, que entonces era el segundo de Carlo Ancelotti, ha metido al Real Madrid en la finalísima cuando pocos apostaban por ello. Llegó -sin experiencia más allá del Castilla y avalado por su prestigio como futbolista- para apagar el fuego que había declarado Rafa Benítez en el vestuario y en el club y la apuesta salió bien. Enfrente tendrá a Simeone, que ya sufrió aquel 'fado' de Lisboa y que ha vuelto a meter al equipo en una final de la Champions a pesar de tener que «reinventarse cada temporada» y crear un estilo 'made in Cholo' que se ha convertido en lo más parecido a una religión.

El mono de trabajo

En lo futbolístico, los dos equipos llegan con todo. Con la presencia de Cristiano confirmada en el estadio de San Siro -«está al cien por cien», confesó Zidane-, el resto de hombres que dispondrá el técnico blanco de inicio es un secreto a voces. Con la 'BBC' como estilete, el Real Madrid buscará aprovechar la velocidad de sus jugadores para romper la tela de araña creada por Simeone y habrá que «correr, correr, correr y correr». «El Atlético es un conjunto», añadió el técnico francés. El argentino, por su parte, sólo tenía la duda del acompañante de Godín en el centro de la zaga, pero el montenegrino Savic podría haberle ganado la partida a Giménez. El gol será responsabilidad de Griezmann y Fernando Torres y el centro del campo se pondrá el habitual mono de trabajo para desactivar al equipo blanco.

Simeone espera «un partido muy tenso y equilibrado en el comienzo». «La presencia de Casemiro da al Real Madrid una virtud para agruparse en la pérdida de pelota y fortaleza ofensiva», aunque no prevé sorpresas. «No vamos a cambiar mucho ninguno de los dos equipos. Nosotros hemos variado más en jugadores con respecto a Lisboa, pero la estructura es la misma. Las formas no van a variar mucho. La presencia de Casemiro los hace más peligrosos», avisó el técnico rojiblanco.

Todo está listo para la sexta final de la máxima competición europea con dos equipos del mismo país, la tercera entre dos equipos españoles y la segunda de dos clubes de la misma ciudad. El fútbol español volverá a ser el epicentro del balón. Madrid volverá a ser la envidia de todos en Milán. Como en Lisboa, el fútbol irá por barrios. Que gane el mejor.

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