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Los futbolistas del Barça celebran un gol.
Iniesta pone la magia y Neymar los goles
cuartos de final | vuelta

Iniesta pone la magia y Neymar los goles

El Barça pasa a semifinales con suficiencia al derrotar a un PSG que nunca creyó en una remontada histórica

Cristian Reino

Martes, 21 de abril 2015, 06:02

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Un año más y ya van ocho de las últimas 10 ediciones, el Barça estará en las semifinales de la Champions. Y además por la puerta grande y dando un puñetazo en la mesa, tras vencer con claridad y sacar los colores al PSG, un equipo con más cartel que resultados y al que ya había derrotado con facilidad en la ida. El cómputo total (5-1) no arroja dudas y sitúa ya a los blaugranas como candidatos al título. Sería el cuarto en una década, la más prodigiosa de la historia del club en sus más de cien años de vida. Pero partido a partido, que diría Simeone, y hasta la final de Berlín a los culés aún les quedan muchas batallas por ganar.

Luis Enrique, que aspira al triplete, igual que Guardiola, había decretado entre el barcelonismo la prohibición de hablar de partido de trámite, porque nunca unos cuartos de Champions pueden tener esa categoría -por muy cómodo que sea el resultado de la ida-, y sus hombres se tomaron las palabras del astuariano al pie de la letra.

Daba igual el 1-3 de la ida y hasta casi ignorándolo, los blaugranas saltaron al campo a no especular por lo que pudiera pasar y para no dar chance a su adversario. En 'Can Barça' no querían ni mentar la palabra sorpresa y desde el pitido inicial lanzaron el mensaje al PSG de que los milagros, aunque sea crea en ellos, no ocurrirían esa noche. Luis Enrique mandó a los suyos a presionar arriba, a morder cada metro cuadrado de terreno de juego y a ahogar a los parisinos en su campo.

La estrategia le salió perfecta. Primero porque el PSG nunca dio muestras de poder romper la presión y salir jugando, con el balón controlado. Y también porque sus jugadores firmaron una obra de arte en el minuto 14 que acabó de rematar a los franceses, que salieron tocados de la ida y arrastraron el complejo de inferioridad también en la vuelta. La gran jugada la inició Iniesta, que por momentos se disfrazó de Maradona. Agarró el balón en su campo, se deshizo de cuantos le salieron al paso (como en el célebre golazo de Diego a Inglaterra, en el Mundial 86) y en este caso cuando se acercó a la zona caliente, lanzó una asistencia a Neymar, que resolvió regantendo al portero. Golazo de bandera, que recompensaba la apuesta decidida de Luis Enrique y sentaba como una losa a los de Laurent Blanc, que se temían salir escaldados. El gol, lejos de cambiar el panorama, reafirmó los planes blaugranas y bloqueó a los parisinos, eternos aspirantes al cetro europeo y que un año más vuelven a fracasar, a pesar de los millones invertidos y de la rutilante nómina de estrellas. Entre ellas Ibrahimovic, que debe de pensar que la Champions es un trofeo maldito para él. Ha estado en los clubes más importantes del continente (Ajax, Juventus, Inter, Barça, Milan y PSG) y sigue sin levantar la Copa de Europa. Los años pasan y cada vez le quedan menos oportunidades.

Ibrahimovic, desactivado

El caso es que el Barça siguió presionando, porque se sentía a gusto arrinconando a los galos y al cuadro francés le quemaba el balón. Volvía Verrati, lo que daba aire al centro del campo galo, pero ni así. Ni siquiera la presencia de Ibrahimovic, ausente en la ida por sanción, sirvió al PSG, que ante las dificultades para sacar al balón podía haber optado por la balonazo, para que el gigantón sueco lo bajara de espaldas. La presión del Barça funcionaba y robaba con rapidez la pelota. El 2-0, en el 33, acabó por desarbolar al cuadro de Blanc. Alves sentó a Maxwell en el extremo, centró con la zurda y Neymar remató de cabeza, mientras David Luiz (uno de los retratados de la eliminatoria) tiraba el fuera con una hora de retraso. Por si no lo estaba ya, Neymar acabó de finiquitar la eliminatoria y el Camp Nou empezó a hacer quinielas sobre el cruce de 'semis'. ¿Es más asequible el Bayern o el Madrid/Atlético?

La segunda parte sí fue un partido más parecido al trámite del que quería huir Luis Enrique. El propio técnico asturiano hizo pronto dos cambios, para proteger a Iniesta y Busquets, el PSG dio un paso adelante, más por vergüenza torera para maquillar la eliminatoria que porque creyera en el milagro, y las fuerzas se igualaron. El Barça ya no activó la presión tan asfixiante de la primera mitad y los galos llegaron más a la meta de Ter Stegen. Verrati e Ibrahimovic pudieron hacer el tanto de la honrrilla, pero se quedaron con las ganas. Los blaugranas, mientras, se dedicaron a nadar y guardar la ropa y de paso pensar en el Espanyol, el sábado, con media liga en juego.

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