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Arda Turan.
Buffon sucumbe al fortín del Calderón
Fase de grupos

Buffon sucumbe al fortín del Calderón

Arda Turan rompe la imbatibilidad del meta italiano esta campaña y Cholo mantiene su estadio infranqueable en Champions.

Rodrigo Errasti Mendiguren

Miércoles, 1 de octubre 2014, 02:29

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El Atlético de Simeone logró el reto de marcar un gol a Buffon, lo que le sirvió para tumbar a la Juventus y mantener su fortín de Champions casi seis meses después de aquel 0-0 ante el Chelsea. El triunfo saca al Atlético de la posición complicada que le había dejado la derrota en Atenas. El doble enfrentamiento con el Malmoe marcará las opciones de acceder a la siguiente fase.

Antes del pitido inicial el Atlético-Juventus sonaba a partidazo de los grandes, con un ambiente espectacular en la grada, y también a duelo cerrado, de batalla, perro y feo, de esos en los que se necesita mucho oficio para salir victorioso. Y así fue. El primer acto sirvió para comprobar que los italianos, ataviados en un verde pistacho más chillón que el del XV irlandés, competía en orden al Atlético del Cholo, ya de vuelta tras un castigo por la adrenalina de Lisboa.

Mejor colocados, con las ideas claras en un 3-5-2, con unos laterales pegados a la cal para aprovechar la presencia de Llorente en el campo. Perdía menos la bola pese a tenerla más. Se vieron más faltas que juego vistoso, más intensidad que detalles técnicos. Koke por dentro, ayudado por Saúl y un Thiago al que la grada parece ya ha perdonado su flirteo con el Chelsea, quisieron imponer el ritmo pero les faltaba continuidad. Lo más entretenido eran los cánticos, que transmitían la grandeza de la cita y la enorme pasión de sus hinchas. Tanta que pocos se enteraron que por los monitores se informó que el Malmoe se había adelantado ante Olympiacos.

En el césped, poco que rescatar para los 'highlights' del encuentro: Un cabezazo forzado de Raúl García a centro de Juanfran o un chut lejano de Marchisio. El espectáculo lo puso Mario Mandzukic, uno de los que podría pasar por 'rugbier'. No teme a nadie. Su carácter inconformista bien lo conoce Guardiola, que sufría cada vez que decidía no ponerle en el once. Saltó con máscara para salvaguardar su maltrecha nariz, pero le molestaba y no iba a permitir estar incómodo, aunque eso supusiese arriesgarse. Sin la máscara, jugó mejor. El croata generó las mejores opciones, una de tacón tras un centro lateral y se pidió mano de Chiellini. Después soltó un derechazo que obligó a Buffon a mostrar credenciales, en la opción más clara local.

El otro tanque, Fernando Llorente, estaba ahí, intimidando con su presencia, pero apenas mostró peligro en sus remates, Vestido de verde pasa desapercibido, como la última vez que se midió a los del Cholo en el National Arena de Bucarest. El balón parado y los disparos de media distancia eran las opciones para ambos. Pogba lo intentó pero a su rosca le faltó recorrido para silenciar el Calderón.

La entrada de Griezmann agitó el duelo, y Brych tiró de tarjetas. Buffon volvió a aparecer al llegarle la bola en servicios laterales. En uno sacó un pie espectacular sobre la línea cuando casi Cáceres se mete un autogol tras una diagonal de Arda, que puso la bola al área con potencia a buscar algo en una maraña de piernas. Tampoco la melé dejó premio. Fue un centro de un espigado que corre la banda (Juanfran), un hombre que se reconvirtió por el bien del equipo a ser un correcaminos en banda, el que asistiera al turco, para que el Atlético fuese capaz de superar la línea de gol que defiende con esmero esa leyenda italiana.

Ahí volvió a aparecer la grada que jaleó a los suyos y se quedó en un temeroso silencio cuando un balón desviado por Raúl García en una ayuda se fue lamiendo el poste. Vibró con otro servicio de Juanfran y estalló contra Morata cuando trabó a Arda en un contragolpe. Se aplicaron los decibelios necesarios para mantener el fortín.

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