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Muniain celebra su gol para el Athletic de Bilbao ayer frente al Nápoles.
San Mamés tendrá su final de Champions

San Mamés tendrá su final de Champions

El Athletic sufre pero logra un valioso empate y podrá decidir ante su afición

MATEO TRANBEL

Martes, 26 de agosto 2014, 22:03

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El Athletic de Bilbao volvió a oír el himno de la Champions League como protagonista casi 16 años después. La última vez que había disfrutado de él fue el 9 de diciembre de 1998. Aquella noche, un gol de Julen Guerrero permitió doblegar al equipo turco del Galatasaray. Demasiado tiempo para un club de su historia.

Esa larga ausencia de la máxima competición continental convertía el duelo de San Paolo en especial para los pupilos de Valverde. Todos salvo Aduriz se estrenaban en el torneo, y la tensión del momento se apreciaba en sus caras mientras sonaba la conocidísima sintonía de la Liga de Campeones. La presión de jugarse en 180 minutos todo el trabajo de un año parecía un pesado lastre para los jóvenes rojiblancos. Sólo el capitán Gurpegi, que cumplía 34 años, sonreía en los instantes previos.

Esa tensión se transformó en miedo y en dudas en cuanto el árbitro dio comienzo al encuentro. Con Hamsik como protagonista, los de Rafa Benítez tardaron apenas dos minutos en aprovechar los nervios del rival y cerca estuvieron de poner la eliminatoria cuesta arriba para los bilbaínos en apenas diez minutos. Sin continuidad en el pase y alejados del estilo que les llevó hasta aquí, poco les duraba el balón a los vascos. Pero la calidad de los jugadores de Valverde es incuestionable y bastó que rompieran a sudar para olvidarse del estreno y comenzar a pensar que, en San Paolo o San Mamés, al final sólo era fútbol. Así, a la media hora, Laporte y Aduriz ya habían avisado con sendos testarazos a centros de Beñat de que no había más tregua, que se habían acabado las concesiones. El Athletic ya era de Champions.

A falta de acierto con la cabeza, fue Muniain el encargado de abrir la lata napolitana con el pie. De Marcos, en un arranque pletórico de fuerzas, penetró en las líneas enemigas por la derecha para acabar cediendo la pelota a su revoltoso compañero que colocó el balón en la red tras ajustarlo todo lo posible a la cepa del palo, haciendo estéril la estirada de Rafael.

El comienzo de la segunda mitad fue bien distinto al del periodo inicial y el Athletic pudo sentenciar por medio, de nuevo, de Muniain y del siempre presente Aduriz, la eliminatoria ante un timorato Nápoles que parecía descolocado. Más intenso e incisivo en la presión y atrevido en ataque y con el '19' divirtiéndose, el cuadro vasco se sentía cómodo, mientras que los de Benítez tiraban de arreones poco afortunados de orgullo para buscar la igualada.

Pero los italianos cuentan con Higuaín, un tipo que, pese a que está aún fuera de forma, posee una dignidad que mueve montañas y un olfato goleador que le convierte en peligroso cuando está herido. Cuando más lo necesitaban los suyos, soltó un zarpazo tras revolverse al borde del área para acabar batiendo a Iraizoz con un tiro raso y cruzado. Y no logró más porque, dos minutos después, Callejón no acertó a batir al cancerbero pamplonés cuando el 'Pipita' le había dejado solo para marcar el segundo tanto local.

El miedo había vuelto a cambiar de bando para quedarse definitivamente en el área rojiblanca. Con Mertens desatado tras sustituir al desafortunado Insigne, Iraizoz ejerció de héroe. Una gran parada al belga y una mano providencial a un remate a bocajarro de Higuaín salvaron a su equipo y permitieron que el Athletic obtuviera un resultado que cumple los deseos bilbaínos de poder decidir la eliminatoria en San Mamés. La 'Catedral' estrenará su nueva cara con su particular final de Champions.

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