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Zinedine Zidane, durante el entrenamiento de ayer :: afp
Zidane se conjura con el plantel y niega el pulso

Zidane se conjura con el plantel y niega el pulso

Asegura que quienes hablan de desafío a Florentino Pérez no le conocen pero reitera que no quiere fichajes

ÓSCAR BELLOT

Miércoles, 10 de enero 2018, 00:58

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madrid. El día que se cumplían dos años de su primer choque al frente del Real Madrid, Zinedine Zidane reunió a su plantilla antes del entrenamiento en Valdebebas para analizar los males que aquejan al equipo. En la charla, que duró media hora y provocó que su comparecencia ante la prensa se dilatase más de lo previsto, el grupo se conjuró para enmendar la mala marcha que ha provocado la primera gran crisis a que se enfrenta el técnico.

Después de una sesión de la que se ausentaron Luka Modric, que acudió a los juzgados de Alcobendas para responder de los delitos fiscales de que le acusa la Agencia Tributaria, y Raphael Varane, por un golpe sufrido ante el Celta el pasado domingo, Zidane salió a capear el temporal desatado a cuenta del interés de la directiva en la incorporación de Kepa Arrizabalaga, guardameta del Athletic cuyo fichaje no desea el galo, al menos en este mercado invernal. Negó el francés que esté desafiando a Florentino Pérez con esa negativa.

«Lo que me molesta más es que se diga que con mis comentarios le voy a echar un pulso al presidente o al club. Yo soy uno más, nunca voy a echar un pulso al club, a la afición, que es lo más importante, ni a mi presidente, que es el que me ha puesto aquí», indicó el entrenador del Real Madrid, que subrayó que va a defender a su plantilla «hasta la muerte» y que no le va a tirar «la mierda a nadie» pese a los malos resultados.

Señalado por el descalabro del equipo que ha pasado en cinco meses de la gloria de las Supercopas al infierno de verse a 16 puntos del Barça y cuya nota del curso depende ya exclusivamente de lo que suceda en la Champions, con un peligrosísimo cruce de octavos con el PSG a la vuelta de la esquina, a Zidane le toca demostrar que está preparado para capitanear la nave en tiempos convulsos. Para ello prometió «trabajo, trabajo y trabajo». «Cuando las cosas no pasan como queremos, hay que trabajar», manifestó el técnico, que no quiso revelar el contenido de su reunión con los futbolistas. «No te voy a decir lo que hablamos. Son charlas como pueden pasar en cada equipo. Podéis analizar como queráis, pero nosotros estamos aquí para buscar soluciones. Ha sido una charla un poco más larga que otras, pero nada más», apuntó.

Recalcó el galo que quienes hablan de que le está librando un pulso a Florentino Pérez no le «conocen». «Todo el mundo desea ver el lado negativo ahora mismo. Lo puedo llegar a entender, pero lo que yo digo es que la gente dice ahora que le estoy echando un pulso al presidente, al club, y eso no me gusta nada. Tal vez si fuera cierto, pero no lo es. Estoy aquí y sé que algún día esto se va a acabar, pero voy a hacer mi trabajo al tres mil por ciento», declaró el preparador, más tajante y vehemente que nunca.

Contemporizó pero no reculó Zidane, que insistió en que no quiere refuerzos en este mercado invernal. «Yo no necesito a nadie, y ya está. No quiero a nadie. Estamos aquí, empezamos con una plantilla y yo creo en mi plantilla», insistió.

Cierre de filas

La fe de la plantilla en Zidane fue clave para los ocho títulos amasados por el técnico y el galo está dispuesto a ir con ella hasta el final. Especial cuidado tiene de no granjearse las reticencias de los pesos pesados del vestuario, por lo que volvió a cerrar filas con su bloque de confianza cuando se le cuestionó si no había llegado la hora de dar más oportunidades a los meritorios. «Lo que me estás diciendo ahora es lo que piensa mucha gente, que hay jugadores que están mal y que tengo que sacarles del equipo. Yo pienso todo lo contrario. Yo voy a ayudarles porque lo que me interesa es la unidad», resaltó el entrenador, que aseguró que no va a decirle a nadie «que tiene la culpa» del desplome. «Todos tenemos la culpa, y yo el primero», agregó.

Negó por último que esté descorazonado. «Nadie me va a quitar las ganas de seguir trabajando fuerte», subrayó quien atraviesa sus días más complicados en el banquillo.

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