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Caparrós Hernández. Un ejemplo de designaciones que no deben hacerse. ::
El fantasma de Torrent

El fantasma de Torrent

El encuentro ante el Huracán Valencia se mantiene en el recuerdo de la UD Logroñés a pesar de haber pasado ya más de un año de aquello

C.F.

Martes, 6 de septiembre 2016, 00:04

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Desde aquel fatídico partido de 'play off' ante el Huracán Valencia, a la UD Logroñés parece perseguirle una extraña maldición que se convierte en pesadilla cada vez que se recuerda. Se le podría denominar fantasma de Torrent. Cualquiera podría pensar que llega desde las Islas Canarias, con nombre Alexis y apellido Pulido; o aún peor, Rayco Marrero, que fue quien definitivamente sacó la guadaña aquel día para rebanar las esperanzas blanquirrojas de acercarse al ascenso.

Desde las altas esferas del balompié patrio o de su estructura arbitral se han empeñado en seguir haciendo recordar a la afición y equipo riojanos aquel día. En aquella aciaga jornada se presentó desde la grada un colegiado valenciano, Iván Caparrós Hernández, que sustituyó al lesionado trencilla y se colocó en la banda como segundo auxiliar antes de que se produjera toda la serie de errores, forzados o no, que finalizaron con la eliminación blanquirroja.

Un año después, el fantasma de Torrent sigue golpeando a la UD Logroñés. En abril, el Comité Técnico envió a Iván Caparrós a dirigir el partido UD Logroñés-Burgos. No debía tener otro árbitro para este partido, porque si no, no se explica. Según salió a calentar, reconocido por los espectadores, recibió toda una serie de reproches e insultos que se habrían podio evitar simplemente nominando a otro. El arbitraje de aquel día fue bueno... para el Burgos. Caparrós 'se comió' un penalti sobre Pere Milla y otro a Adrián León en el espacio de quince minutos. Como el empate a cero clasificaba a la UD Logroñés para el 'play off', restó presión a una mala actuación del colegido. Aquel día iba de negro.

El domingo pasado se revivió la secuencia fantasmal y volvió a dirigir a la UD Logroñés el señor Caparrós. Perdió los papeles. Se enfundó en su capa, esta vez amarilla, y desde la omnipotencia que se le otorga dentro del campo, dictaminó y dinamitó las esperanzas riojanas de conseguir algo positivo.

No se recuerdan choques de cadenas hasta el minuto 75, que fue cuando cambió todo en el estadio Fernando Torres. Señaló un penalti por manos de Adrián Pazó, quien, junto a sus compañeros, asegura que el balón le dio en el glúteo, con las manos atrás. Incluso si le hubiera dado, sería mano involuntaria y, según el reglamento actual, no constitutiva de infracción.

A partir de ahí, los jugadores denuncian una prepotencia ilógica para un juez. «Le toque el brazo para decirle que no había sido falta y me dio un empujón que, si hubiera sido al revés me habrían caído unos cuantos partidos», decía ayer Chevi. «El balón me dio en el glúteo, me sacó la tarjeta y al final, cuando le comenté que si veía el vídeo de la acción se daría cuenta de que se había equivocado, me contestó que le gustaba ver las jugadas para reafirmarse a su decisión», apuntaba Pazó.

A Adrián León, que también fue amonestado, no le gustó la actitud del valenciano. «No se puede ir así en un campo de fútbol. A Muneta se le puso delante del balón provocándole en una falta al final del partido», afirmaba.

La culpa del valenciano fue estar en Torrent y apuntarse voluntario a lo que luego se convirtió en un akelarre que dejó a la UDL fuera de combate. Designarle para un partido en Las Gaunas era y es una provocación al aficionado riojano. Y volverle a poner en un partido de los blanquirrojos es darle carta blanca para que pueda exteriorizar la rabia contenida por lo que soportó ante el Burgos.

El problema reside en quien le ha designado estas dos últimas veces. Pero eso no viene de nuevo. Desde hace un tiempo están designando a colegiados que dan buena imagen del colectivo. Altos, atléticos, altivos, etc, pero en muchos casos sin la capacidad de interpretación, entendimiento del reglamento y decisión que se les debe requerir en los partidos de esta categoría. Se puede apreciar cada domingo en Las Gaunas y otros muchos campos. Curiosamente, esos árbitros casi siempre vienen del levante español. El cupo hace que haya más colegiados de las territoriales con más equipos en las categorías superiores. Eso deja fuera a colegiados con mucha más categoría, pero que no llegan a los estereotipos que ahora se llevan.

«Si pitan el penalti que me hicieron a mí ante el Leioa y no señalan el que no ha sido en Fuenlabrada podríamos estar hablando de llevar cuatro puntos, en vez del único que tenemos en nuestro casillero», recordaba Chevi. No le falta razón.

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