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Aficionados suizos siguen un partido de su selección de la Eurocopa, en Lugano. :: efe
Locura imparable
FIEBRE EN LAS GAUNAS

Locura imparable

El fútbol ha roto todos los calendarios en busca de dinero y ya se juega durante 12 meses y 365 días al año

M. GLERA

Domingo, 24 de julio 2016, 23:36

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Lunes, Liga; martes, Liga de Campeones o Copa del Rey; miércoles, Liga de Campeones o Copa del Rey; jueves, Liga Europa o Copa del Rey; viernes, Liga; sábado, Liga; domingo, Liga. Y así vuelta a empezar durante 52 semanas. Bueno, para ser precisos 49, porque en Navidad el fútbol nacional de élite para, pero sólo el de clubes. Hay selecciones.

El fútbol se ha convertido en una locura imparable. En una empresa de macrocifras; en la búsqueda de la audiencia universal; en suma, en dinero y más dinero, que a día de hoy manda en el deporte rey. Aún no habían acabado las competiciones domésticas cuando comenzaba la Eurocopa. Los equipos de Segunda, Segunda B y Tercera de España seguían en competición.

Irrumpe la Eurocopa el 10 de junio y concluye un mes después, pero entre ambas fechas ya se está jugando alguna eliminatoria de la próxima Liga de Campeones. Rondas entre los peores equipos. Y no ha acabado la Eurocopa cuando muchos clubes comienzan la pretemporada, porque muchos de ellos han finalizado su competición en mayo. Descontentos por el papel de España en la Eurocopa, España comenzará a pensar en el Mundial de Rusia en unas semanas, con nuevo seleccionador en el banquillo. Dos años de eliminatorias. Un bucle constante que mete el fútbol en todas y cada una de las casas, aunque haya que rascarse el bolsillo.

Esta temporada, sólo en Primera División, se jugará viernes y lunes a las 20.30 horas; el sábado se disputarán cuatro encuentros: 13.00, 16.00, 18.15 y 20.30 horas; y el domingo, otros cuatro: 12.00, 16.00, 18.00 y 20.30 horas. Es decir, desayunas con fútbol, comes con fútbol, meriendas con fútbol y para cenar, otra ración de fútbol.

¿Pero qué fútbol? El que da dinero. Los modestos se echan las manos a la cabeza porque cada día acuden menos espectadores a sus partidos de Tercera, Preferente o Juvenil. ¿A qué hora pongo el partido? Da igual, no pienses. A Pradoviejo acabarán por acudir padres y familiares allegados y los niños tendrán un dilema: jugar a fútbol y perderse el partido de su equipo por televisión o viceversa. Y menudo dilema, aunque afortunadamente ellos prefieren el balón real al televisivo. Y como los padres son padres, no les importa ir de aquí para allá con sus hijos y olvidarse de la tele. Eso salva, por ahora, al fútbol más modesto y de los más pequeños de una crisis mayor.

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