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Antonín Panenka, durante su etapa en el FC Bohemians.
Desde hace 40 años, 'Panenka' sigue engañando a los porteros
entrevista

Desde hace 40 años, 'Panenka' sigue engañando a los porteros

«No me considero un loco», sostiene el icono checo que humilló al mítico Maier en la final de la Eurocopa de 1976

colpisa / afp

Martes, 1 de septiembre 2015, 16:54

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«Si hubiera fallado, hoy sería un tornero con cuarenta años de antigüedad», sonríe con su bigote característico Antonin Panenka, creador hace cuatro décadas del célebre penalti que lleva su nombre.

Es uno de esos gestos futbolísiticos tan raros, que el nombre del protagonista se convierte en un término genérico. El mundo descubrió este penalti en la final de la Eurocopa 76, el 20 de junio en Belgrado, durante la tanda decisiva entre Checoslovaquia y Alemania.

Cuatro checoslovacos y tres alemanes habían acertado, pero Uli Hoeness falló. Panenka tomó una larga carrera, el portero Sepp Maier se dejó caer hacia la izquierda mientras que el balón, golpeado suavemente, entraba de forma lenta en la red, por el medio de la portería. Checoslovaquia se proclamó campeona de Europa frente a la Alemania del 'Kaiser' Beckenbauer, gracias a este gesto de genio (2-2, 5-3 a penaltis).

Pero el verdadero nacimiento de la 'Panenka' viene de lejos, ya que su creador pensó en este lanzamiento desde un año atrás. «Cierto es que tienes que ser valiente, pero en primer lugar hay que entrenarlo meticulosamente porque si no es muy arriesgado. Entrené el gesto desde meses antes a la Eurocopa», señaló el checo de 66 años, preguntado por la AFP.

Cerveza o chocolate

La idea le llegó al centrocampista del modesto Bohemians de Praga casi por azar. «Entrenaba de forma regular con nuestro portero Zdenek Hruska. Apostábamos pequeñas cantidades de dinero, una cerveza o una tableta de chocolate en cada penalti. Como Zdenek solía detener mis tiros, se convirtió en algo muy costoso para mí», contó Panenka.

«Se tiraba sistemáticamente a la derecha o a la izquierda, así que le engañaba, antes de tirar suavemente al centro y no tenía ninguna posibilidad de atajarlo. El único problema es que comencé a subir peso, gracias a todo ese chocolate y cerveza que gané», ríe.

Desconocido por el mundo occidental, en el lado de Europa bajo influencia soviética, Panenka lentamente fue poniendo en práctica su invención. Primero en amistosos, después en el campeonato nacional, en un cara a cara con el portero de la selección nacional, Ivo Viktor, del Dukla de Praga.

Después llegó el 20 de junio de 1976, cuando Panenka inscribió su nombre en los anales de la historia -y en el vocabulario- del fútbol.

Según el brasileño Pelé, «solo un loco o un genio» podría atreverse a hacer ese gesto totalmente inesperado, en un momento tan crucial como un penal decisivo en una final de la Euro.

«Yo no me considero un loco», aseguró Panenka, que fue bautizado como 'poeta del fútbol' por un periodista de la revista France Football.

Imitadores

Después de aquella Eurocopa, el checo engañó de la misma manera al guardameta francés Dominique Dropsy, en abril del 1979, durante un partido de clasificación para la Eurocopa de1980.

En la fase final de ese certamen y del Mundial España' 82, tiró y transformó dos penaltis, pero de manera convencional: de un disparo ladeado.

«Ya me conocían, los porteros no se movían en mis penaltis», explicó Panenka quien también vistió la camiseta de Rapid Viena después de la del Bohemians Praga, y que totalizó 59 internacionalidades con 17 goles.

Hoy, presidente del Bohemians, su club favorito, y de la Fundación de exjugadores checos, Panenka no se cansa de ver jugadores que ejecutan su invención, en todos los campeonatos del mundo. Jugadores que arriesgan la salud de su entrenador y ponen en juego su orgullo si fracasan.

«Estoy muy contento de que mi idea siga con vida», se felicitó. En broma, Panenka se lamenta de una cosa: la imposibilidad de tener los derechos de autor de su célebre invención. «Si fuera caso, no estaría aquí con vosotros, estaría en cualquier lugar de Hawai, con un cóctel en una tumbona al borde del océano. Sería rico».

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