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Péraud (i) y Bardet, en el podio de París.
Péraud, Pinot, Bardet, 'la grandeur'
Ciclismo | Tour de Francia

Péraud, Pinot, Bardet, 'la grandeur'

Hacía 26 años que tres franceses no finalizaban entre los seis primeros del Tour, en 1991

BENITO URRABURU

Domingo, 27 de julio 2014, 21:17

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«Lo que más me gusta de Pinot es que sabe desobedecer en algunos casos la órdenes y Bardet, en la contrarreloj demostró coraje». Bernard Hinault también se ha subido al carro de opinión que recorre a la prensa francesa y a los aficionados galos sobre la aparición de un grupo de corredores del que pueden esperar mucho en el futuro.

Curiosamente del que menos se habla es del segundo clasificado, Jean-Christophe Péraud, quizá por su edad, 37 años. «Veo que puede producirse una gran rivalidad entre Pinot y Bardet como laque tuvieron Anquetil y Poulidor o incluso yo y Fignon», matiza Hinault. Lo cierto es que hacía 23 años que no se colocaban tres franceses entre los seis primeros. Sucedió en 1991, cuando Mottet, Luc Leblanc y Laurent Fignon fueron cuarto, quinto y sexto.

Apenas si se ha hablado en este Tour de los problemas que asolaron a Pinot (24 años) cuando el año pasado tuvo que abandonar la prueba y buscar remedio a los problemas que tenía en las bajadas, que le daban pánico lo que le obligó a conducir coches eléctricos sobre hielo para ganar en seguridad. También se metió en un circuito de coches normales.

Sólo ha corrido en tres ocasiones el Tour. Fue décimo en 2012 y abandonó el año pasado. En su tercera participación ha finalizado tercero. Hace un año, en la primera etapa de montaña, Pinot perdió mucho tiempo en el puerto de Palhiéres. Cedió seis minutos. En la segunda etapa de montaña perdió 25:12.

El drama de Pinot, del que todo el ciclismo francés decía que era un talento, era su fobia a la velocidad: «Algunos tienen miedo a las arañas o a las serpientes, yo le tengo miedo a la velocidad». Una caída cuando era pequeño le llevó a esa situación. Un año después es una de las grandes promesas del ciclismo mundial.

El caso de Peraud es muy distinto. No pudo contener la emoción el sábado en la rueda de prensa y rompió a llorar. Dijo que prefería una medalla en los Juegos Olímpicos que un podio en el Tour. Lo que más llama la atención en él es su normalidad, algo que le acompaña desde el colegio donde era un buen estudiante. Hijo de un ingeniero aeronáutico en Airbus y de una profesora nació en Tolouse. Su vida cambió cuando a los dieciséis años cayó en sus manos una bicicleta de mountain-bike.

La primera vez que corrió una Copa del Mundo acabó cuarto este ingeniero de medio ambiente, del que su compañero de equipo en mountain-bike en Orbea, Julien Absalon, dice: «No me sorprende nada en Jean-Christophe porque era muy fuerte. Su obsesión siempre ha sido la de estar delante. Ha explotado tan tarde porque no era consciente del potencial que tenía».

Su punto débil, según Absalon es: «Era muy pesimista. Nunca creía en él mismo. Cuando comenzó a correr en carretera cambió su forma de ver las cosas. Cuando está al límite de esfuerzos aparece la gran fuerza mental que tiene». Hasta 2005 no consiguió una solución para poder compaginar el trabajo, las carreras y el entrenamiento. Si no la hubiera conseguido habría dejado de correr. Ese año trabajaba en la empresa Areva y hasta que logró su medalla de plata de mountain-bike en los Juegos Olímpicos compaginó las dos cosas.

En su cuarta participación en el Tour ha sido segundo. En el Ag2r creen que tiene margen de progresión, que una cosa son sus 37 años y otra su desgaste físico, que no es muy acusado. Hace unos meses se estaba planteando si continuar su carrera profesional después de 2014. Cuando debutó en carretera le costaba mucho ir en pelotón y se reían de su posición sobre la bicicleta.

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