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Sam Bennett celebra la victoria en Praia a Mare. :: efe
Bennett corta  las alas a Viviani
101º GIRO DE ITALIA

Bennett corta las alas a Viviani

El irlandés, formado en el club de Sean Kelly y gregario de Sagan, gana al esprint la séptima etapa del Giro italiano

J.G.P.

Viernes, 18 de mayo 2018, 23:54

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A falta de Peter Sagan, el equipo Bora tiene a Sam Bennett en el Giro, ganador al esprint de la séptima etapa. Bennett, verdugo del favorito Viviani, es un irlandés nacido en Bélgica que pedalea para un equipo alemán. Desde 1987, desde Roche, no ganaba un irlandés en la corsa rosa. De allí es otro mito, Sean Kelly, que sólo disputó una vez el Giro y lo abandonó. A Kelly le iba más la Vuelta -la ganó en 1988-, el Tour, la París-Niza -tiene el récord con siete victorias- y clásicas como la Milán-San Remo, la París-Roubaix, Lombardía y la Lieja-Bastogne-Lieja.

Sam Bennett se hizo ciclista en el club de Kelly y que ahora comparte maillot con Sagan, ganador de la última París-Roubaix. A falta de Sagan, Bennett ocupó su lugar en este Giro que ya está en la península tras salir del Etna con Simon Yates como líder y con Froome en fase de crecimiento antes de la montaña.

ETAPA 7ª

  • Pizzo - Praia a Mare

  • Meta

  • 1. Sam Bennett (Bora) 3h45 27

  • 2 Elia Viviani (Quick-Step) m.t

  • 3 Niccolo Bonifazio (Bahrain) m.t

  • 4 Sacha Modolo (Educat.First) m.t

  • 5 Danny van Poppel (Lotto) m.t

  • General

  • 1. Simon Yates (Mitchelton)26h31 30

  • 2 Tom Dumoulin (Sunweb)a 16

  • 3 Esteban Chaves (Mitchelton) a 26

  • 4 Domenico Pozzovivo (Bahrain) a 43

  • 5 Thibaut Pinot (Groupama-FDJ) a 45

A Pizzo, lugar de la salida, el pelotón llegó con sueño. El traslado nocturno desde el Etna hasta el hotel había sido maratoniano. Algunos corredores llegaron a su habitación pasadas las diez y media de la noche. Sin masaje. Muertos de hambre. Se les había ido la tarde entre el atasco de Catania y la larga espera en la cola del ferry que une la isla de Sicilia con la península. Eso sí, la espera no fue igual para todos. Los ricos tiraron de cartera. El Sky de Froome y el UAE (Emiratos Árabes) de Aru se saltaron el lío a bordo de helicópteros.

De eso hablaba el Giro en Pizzo, que comparte playas calabresas con Tropea, esa ciudad vertical sostenida al filo de un acantilado sobre el arenal. Y en cuanto se puso la séptima etapa en marcha camino del sprint en Praia a Mare, la conversación giró hacia otro tema: ¿por qué tiraba a muerte el Quick Step, el equipo de Viviani, para cazar a los primeros fugados? Enseguida llegó la respuesta: porque entre ellos iba Tony Martin. Entonces surgió otra cuestión: ¿Iban a por él por temor a la potencia de sus piernas o por alguna cuenta pendiente? Martin, antigua locomotora y campeón del mundo de contrarreloj, ya no es lo fue.

En cuanto Martin fue cazado, la fuga recibió el salvoconducto para seguir adelante. En esa escapada, al alemán le sustituyó Belkov, uno de sus compañeros en el Katusha. Volvió la calma con el cambio de cromos. Ni el viento del mar Tirreno la alteró. Junto a Belkov iban Ballerini y Markel Irizar, tres rodadores. Irizar es la alegría del pelotón. Siempre encendido, dispuesto para una broma, un baile o una ayuda. La felicidad es contagiosa, pero no iba a ganar en la meta de Praia a Mare. El pelotón les dejó ahorrar cinco minutos y se los cobró a falta de 15 kilómetros.

Ahí se desató de nuevo Tony Martin, rabioso. Pero el Quick Step y el Lotto Jumbo no iban a desaprovechar una ocasión tan jugosa para el esprint. Viviani, ganador ya de dos etapas, era la rueda a seguir. Eso hizo Bennett. Se pegó a él. Buen marcaje. Viviani lanzó el esprint y Bennett lo remató. Lejos, preparándose para el Tour de California, Sagan pegó un brinco. Bennett le había sustituido a la perfección sobre el césped del Giro.

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