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MALDITA RAMPA, BENDITA HERMEDAÑA

JAVIER EZQUERRO - DORSAL 1002

Lunes, 22 de mayo 2017, 00:04

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Más corta pero muy intensa la última etapa de La Rioja Bike Race 2017, que obligó a los corredores a entregar hasta su última reserva de fuerzas en los tremendos rampones de Daroca y el denominado Camino de la Alameda, ascendiendo hacia Moncalvillo por tupidos pinares y robledales. Con pendientes rondando el 20% en algunos tramos, el pelotón se convirtió en estas subidas en una oruga que avanzaba renqueante y sin más sonido que el de la respiración de los participantes.

Subir, subir y subir. En estos lares es el precio que hay que pagar para tomar, monte arriba, los senderos que se precipitan por las laderas moncalvillenses en filigranas imposibles y caídas vertiginosas que zarandean a los ciclistas como si de una atracción de feria se tratara. Puro divertimento como pudimos comprobar bajando hacia La Hermedaña, un antiguo santuario, hoy ya ruinoso, enclavado en un claro de un hayedo de cuento de gnomos. Un lugar sagrado, reverencial, que el ciclista tiende a pasar en silencio, aunque en ello también influye el alto grado de concentración que demanda para el corredor una sendita con poco más anchura que una rueda. Grande también el zigzag final de esta vereda, que requiere un gran dominio de la bicicleta y buenos frenos, cualidades ambas que atesora mi acompañante en esta Bike Race, David Garrido, pero que ayer me faltaron a mí, que afronte el reto con el freno trasero ineficaz por recalentamiento.

No gocé tanto en la bajada de las (medias) Neveras como se suele cuando vas solo o en un grupo reducido. Fue inevitable que se formaran tapones, de modo que aprovechamos para charlar y conocer a muchas gentes llegadas a La Rioja de otros puntos de la geografía nacional.

Tomamos el sendero del Molinero, otro de los alicientes de una jornada que culminó rodando a gran velocidad antes de entrar a Logroño con la antipática subida asfaltada del centro de acogida de animales, que te exprime como si fueras un limón cuando más ganas tienes de llegar. Los últimos metros, como es habitual, suelen discurrir al esprint en grupos de ciclistas, aunque te juegues el puesto 500 o 600. Las ganas de correr te pueden.

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