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Sin esprint. Degenkolb dominó la llegada masiva a Logroño en el 2012 y 2014; ahora toca el turno de la crono individual. :: justo rodríguez
2017 Repechos, viento e incertidumbres

2017 Repechos, viento e incertidumbres

El 5 de septiembre la capital riojana será la meta de una dura contrarreloj de 42 kilómetros que partirá del Circuito de Navarra

V. S.

Jueves, 19 de enero 2017, 23:53

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Logroño. La Rioja volverá a ser uno de los lugares de paso de la Vuelta a España. Si en las dos últimas de las 17 ocasiones que la ronda ha cerrado una etapa en la capital riojana se eligió el formato de 'clásica', ahora le llega el turno a la contrarreloj. En 2012 y 2014, el público se permitió el lujo de ver pasar en numerosas ocasiones al pelotón; ahora, sólo tendrá una, pero de ver uno a uno a todos los resistentes que lleguen 'vivos' a la tercera semana de la cita.

Porque la decimosexta etapa con salida en el Circuito de Navarra (Los Arcos) y meta en Logroño será el próximo 5 de septiembre, después de un día de descanso. Una jornada que los corredores miran con recelo porque llegará después de un esfuerzo titánico y será la antesala de otro.

El 3 de septiembre, el pelotón afrontará la ascensión a Sierra Nevada, una cumbre de casi 2.500 metros que dejará asfixiados a muchos. Después, un avión camino del norte, para apurar unas horas de descanso, las del día 4, cuando el pelotón pernoctará en La Rioja o sus alrededores. Y, casi sin tiempo, la contrarreloj individual y, para cerrar, Los Machucos y el Angliru.

El trazado entre Los Arcos y Logroño ha levantado expectativas entre los ciclistas riojanos, que conocen bien el recorrido y destacan la dureza de una etapa en la que el pelotón llegará castigado por las dos primeras semanas de Vuelta. Serán 42 kilómetros con salida en el trazado automovilístico de Los Arcos y llegada al centro de Logroño después de pasar por Torres del Río y Viana. «La crono es bastante más larga que las habituales», reconoce Javier Guillén, director de la Vuelta.

Un recorrido «bonito y duro», en palabras del medallista olímpico Carlos Coloma, que «puede pasar factura». «Después de subir hasta Sierra Nevada y de un día de viaje y descanso activo, a ver cómo llegan los cuerpos a la contrarreloj», sintetiza el ciclista del Primaflor Mondraker. Eso sí, aunque reconoce que será una etapa «preciosa» para el espectador, el 5 de septiembre él se encontrará en Australia, al otro lado del mundo, donde estará ultimando su aclimatación para el Mundial, que se disputará el día 10. «Me tocará verla por televisión», dice.

Por la antigua Nacional entre Los Arcos y Logroño, al igual que Coloma, se ha machacado Sheyla Gutiérrez, ciclista del Cylance. «Es un terreno significativo en Navarra y La Rioja, muy bonito, pero duro porque llega al final de la Vuelta y creo que marcará diferencias», analiza. «Son repechos cortos, pero que con la 'cabra' se les pueden atragantar a muchos», indica la corredora de Varea. Además, el factor viento puede ser determinante. «Como entre de cara, se sufrirá mucho. Además, puede que haya viento en una parte y no en otra», resalta Coloma.

También Alain Santamaría (Quickstep Telcom Gimex) reconoce la dureza de la etapa. «No es llana, sino una 'crono' rompedora, con una carretera rompepiernas», incide. «Creo que será muy atractiva para el público, llegando al centro de la ciudad. Al menos, personalmente me gusta más que el formato de 'clásica' de las dos últimas ocasiones», resume. Mientras, Arturo Grávalos, corredor sub-23 del Caja Rural, explica que no conoce demasiado la zona porque entrena en La Rioja Baja. «Pero si es al final de la Vuelta, será importante para la clasificación», explica.

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