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'Purito' levanta otro Muro
TOUR

'Purito' levanta otro Muro

El corredor catalán vuelve a ganar en Huy, donde Froome se viste de líder y Contador se queda «supertrabado»

J. GÓMEZ PEÑA

Martes, 7 de julio 2015, 00:48

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Una caída masiva a sesenta kilómetros por hora con numerosos lesionados y magullados obligó a parar la carrera porque el servicio médico de la ronda gala se vio desbordado. En el accidente se vieron involucrados unos doce corredores, algunos de los cuales están siendo atendidos en la cuneta por los médicos de carrera. No pudo superar las molestias el holandés Tom Dumoulin (Giant), que abandonó la prueba, lo mismo que el australiano Simon Gerrans, el holandés Tem Dam y el suizo Fabian Cancellara.

huy. «C'est le Tour». Eso dice 'Purito' Rodríguez al bajar, a ritmo de anciano, las escaleras del autobús del Katusha antes de la salida. El codo zurdo vendado. En la rodilla, una matadura roja del diámetro de un euro. Es el mordisco de la caída del domingo bajo la tempestad de Rotterdam. La mirada se le clava en ese punto y repite: «Es el Tour». Lo conoce. Sabe que esta carrera es un potro salvaje. El más bello; el indomable. Siempre suelta coces. Y, de vez en cuando, algún beso. Tres horas y media después, a 'Purito' le marcan de carmín las azafatas del podio. Pese a su talla menuda ha asomado primero en la meta del Muro de Huy, su otra casa, el escenario de la Flecha Valona 2012 que figura en su palmarés. A ese kilómetro brutal le conocen como el camino de la capilla por la iglesia que lo corona. Ni la edad ni los golpes han mermado la fe de 'Purito'. Volvió a reclamar la propiedad del Muro. Sólo Froome, líder ya, se lo discutió. A Quintana, Nibali y Van Garderen se les cayeron once segundos en esa pared. Y a Contador, más: 18. «Iba con las piernas duras». El domingo, cuando voló en la tempestad, parecía el Tour de Contador. Ayer, no. «Esto va a cambiar casi cada día», advertía 'Purito'. Así es el Tour. Salvaje.

Una caricia y un puñetazo. A Cancellara (hoy no tomará la salida debido a las caídas de ayer )le regalaron un trofeo cosido a diamantes en la salida de Amberes, la ciudad donde acaban las piedras preciosas. El suizo lucía de líder. Diamantes amarillos. A 58 kilómetros del Muro -así las gasta el Tour- un martillazo reventó los diamantes. Caída. Brutal. A Bonnet, que iba ceñido a la cuneta derecha de una recta, se le dobló la rueda delantera al rozarla con otro ciclista. Fue una carnicería. El silencio que grita. Chirrido, chispas sobre el asfalto, una veintena de bicicletas por los aires y varios ciclistas empotrados contra una farola. Dumoulin y Gerrans, rotos. Ten Dam, con un hombro dislocado. Van Summeren y Henderson arañados hasta el hueso... Y Cancellara acuchillado por la espalda. Puñetazo sobre las vértebras que se había roto en primavera. Tanto herido había en esa trinchera que el Tour se quedó sin ambulancias. Así no se puede seguir. Hubo que parar la etapa hasta que llegaron más camillas. Cuando llegaron las alarmas rojas, se reanudó el Tour, la guerra. Cancellara, doblado, se rindió: se limitó a llegar al trantán al Muro. Lamentaciones.

La luz era corrosiva. Sal sobre las heridas. Los que habían sorteado el impacto aceleraron. El Tour olvida pronto a los caídos. Es tan grande como despiadado. Contador mandó a su equipo atacar. Montó, como el domingo, otro abanico. Esta vez, con la ayuda de Nibali y con la presencia de Quintana, atento. Froome se sumó enseguida, escudado por el Sky. Faltaban Valverde, 'Purito', Pinot, Bardet... El abanico se cerró pronto. Sin consecuencias. Nadie salió cortado. Contador, como impaciente, mandó a Rogers y Majka torturar al grupo en la cota de Cherave. Paliza antes de la última ráfaga, la de Huy, la del camino que sube a la capilla. La cuesta que no avanza, la del 20% de desnivel adoquinado. El final calcado de la Flecha Valona, la clásica más española. Valverde y 'Purito' la tienen. Valverde se hincó pronto en el Muro. Venía desgastado. 'Purito' no.

'Purito' puso a tirar a Caruso. «Le he tenido que parar, iba demasiado rápido». Pausa para sorber la última bocanada de aire. A 200 pulsaciones hizo números: calculó los metros, el freno del viento, recordó que en abril se quedó allí cerrado... Y bizqueó la mirada para ver quién venía a su rueda. Froome, Contador, Gallopin, Van Garderen... Con 'Purito' ahí, nadie tenía dudas. Diga lo que diga su talla, mide un kilómetro vertical. Es el alcance de su detonación. Aprovechó el lanzamiento que le regaló Froome, generoso, sentado, pletórico. «Quería ganar la etapa», dijo el británico. Se conformó con el liderato. De su sombra negra y flaca comenzó a salir humo. No se puede atrapar el humo. 'Purito' fumaba su mejor aliento. Por su rostro moreno corrieron los surcos que deja el esfuerzo total. Pero no iba a consentir que le quitaran su pared. Ni Froome, que casi le pilla. Ni Nibali, ni Quintana, que culebreaban a once segundos. Ni Contador, derrotado ayer. Paredón. «Iba clavado. La bici no se movía». Grapado a 18 segundos en el Muro de 'Purito', el gigante que ayer desplegó sus brazos para levantar otro Muro.

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