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La rueda de prensa que ofreció Alberto Contador ayer en Utrecht levantó una enorme expectación. :: reuters
Contador corre contra sus límites

Contador corre contra sus límites

Ganar el Giro le ha cargado de fatiga y de «dudas» en el Tour, pero también de «motivación» para un doblete histórico

J. GÓMEZ PEÑA

Viernes, 3 de julio 2015, 01:08

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utrecht. Cuando ya de noche Alberto Contador subió al podio final de la pasada Vuelta a España, a su derecha estaba Valverde, tercero, y a la izquierda, Froome, el segundo. Desde esa tarima instalada en Santiago de Compostela, Contador no miraba a los lados sino al frente. Desde el final del Camino de Santiago hizo visera con su mano y miró hacia Milán y París. «Lograr el triunfo en la Vuelta tras la caída en el Tour me permitió plantearme ir este año a por el doblete Giro-Tour. Llegué a la Vuelta con dudas, sin la preparación adecuada. Y la gané. Ahí empecé a pensarlo». En su penúltimo año como ciclista, pedalea para que le recuerden: «Ganar otro Tour no haría que la gente se acordara más de mí, pero el doblete sí». Otros siete lo han conseguido: Coppi, Anquetil, Merckx, Hinault, Roche, Induráin y Pantani. Por eso, por ser como ellos, Contador ha unido Giro y Tour en una carrera: «Para mí no son dos; es una. Vencer en el Giro me da tranquilidad, pero me he impuesto como reto el doblete. Eso me motiva».

Como en la salida de la Vuelta 2014, tiene dudas. «Más que los rivales me preocupa la respuesta de mi cuerpo a la fatiga del Giro». En el Tour que arranca mañana en Utrecht con una 'crono' de 13,8 kilómetros, Contador correrá contra los límites de Contador. El dolor de piernas del Giro le ha acompañado en junio. Ha dormido con las etapas del Mortirolo, Verbania y Sestriere clavadas en los músculos. Lo notaba y, para curarse, descansaba «cada día, cada hora, cada minuto». Así ha pasado los 34 días entre Giro y Tour, sin salir de esa vida de clausura. Fiel a las servidumbres de su reto: tras el Giro ha vivido como si al día siguiente empezara el Tour. Sin pausa. Metido en una gran vuelta que empezó en mayo y terminará a finales de julio. «Me da miedo que mi cuerpo no recupere bien», confiesa en Utrecht ante la Prensa. Un periodista holandés, que sabe de la afición del madrileño por los pájaros, le regala una jaula con un canario. Amarillo. 'Yellow'. «¡Vaya sorpresa!», agradece. Le gusta ese color, el del líder, pero no tanto los canarios. Ave doméstica. Cuando los criaba en su piso de Pinto, prefería los jilgueros, más salvajes, más como él.

Desde 2007 Contador es favorito en cada vuelta. Siempre ha corrido como si fuera la primera carrera. Este año, además, pedalea como si fuera la última. Se despidió del Giro con un triunfo y, sin saber aún si estará en el Tour 2016, quiere irse a lo grande de París. Con el Giro en un brazo y el Tour en el otro. «Sé que es complicado. Todo se junta en mi contra: el cansancio del Giro y la edición más dura en montaña del Tour. Además, las primeras etapas serán intensas. Y no sé cómo va a responder mi cuerpo». De la mente se preocupa menos. Se alimenta de ambición. «En la vida nos guiamos por retos, por desafíos. Sé que va a ser muy difícil y eso me anima más a intentarlo. Quiero hacer algo que la gente pueda recordar», insiste.

Cuando hace un mes Contador ganó el Giro, su séptima gran vuelta, 'La Gazzetta dello Sport' le apodó 'Alberto VII'. En realidad ha ganado nueve, pero el caso positivo por clembuterol en el Tour 2010 le tachó esa edición de la ronda gala y también el Giro de 2011. Le duelen esos borrones. Sin ellos, aún tendría al alcance el récord de once grandes vueltas de Merckx y las diez de Hinault. «No pienso en los récords», zanja. Con 32 años no le queda tiempo para tanto. Así que ha dedicado 2015 a hacer historia, a ser el primer corredor de este siglo que dobla victoria en el Giro y el Tour. Hace un año se presentó en el Tour «en el mejor estado de forma» de su vida. Una caída en las caladas montañas de los Vosgos le echó de la carrera.

Estaba pletórico y no pudo pelear por una edición que luego fue de Nibali. Ahora no se ve a ese nivel: «Tenía mejores sensaciones el año pasado. Entonces no tenía miedo a la fatiga. Ahora tengo más dudas, pero vengo con un objetivo claro y sé que va a ser el Tour más abierto de los últimos años». Le brotan los rivales: «Es un Tour ideal para Quintana. Habrá que ser regular y esa es la cualidad de Nibali. Froome, en sus días buenos, te arranca y es dificilísimo seguirle. Y cuidado con 'Purito', que es muy inteligente y sabe que nunca tendrá un Tour tan favorable».

Mientras habla Contador, el pájaro brinca en la jaula de un columpio a otro. «No le han puesto comida», apunta Contador. Antes de ser ciclista quiso ser como Félix Rodríguez de la Fuente. Naturalista. Ornitólogo. Devoraba los capítulos de 'El hombre y la tierra'. El aullido del lobo, la pericia partiendo huevos del alimoche, el jugueteo de la nutria, el picado letal del halcón peregrino... Contador se irá del ciclismo al final de 2016. «A hacer otras cosas en la vida». A criar jilgueros y pardillos si le apetece. A leer en los libros de historia de este deporte cómo en 2015, tanto tiempo después, un ciclista logró lo que decían que era imposible, ganar el Giro y el Tour el mismo año. «Para mí los dos son uno». Aunque vale por dos.

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