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El central Lazar Kukic se escapa de la marca del pivote Zmvac . :: V. R.
El poder de la defensa y los                pequeños
LIGA ASOBAL

El poder de la defensa y los pequeños

Un gran Kupra y los jugones permiten al Logroño llevarse una sólida victoria de Sagunto

MARTÍN SCHMITT

Miércoles, 29 de noviembre 2017, 23:43

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El Ciudad de Logroño sumó ayer una importantísima victoria en un escenario complicado y superando muchas adversidades por el camino. Una victoria que puede marcar otro punto de inflexión, sobre todo de cara a la vuelta del encuentro de la Copa EHF ante el Minsk, y que supone superar a un rival directo como el Puerto Sagunto. Con la goleada de ayer (21-30), el equipo franjivino empieza a ver la luz al final del túnel.

Porque el equipo de Jota González, que al principio parecía haber tomado el mando del encuentro, empezó a tropezar con dificultades, que obligaron a los franjivino a buscar otras opciones. Y la solución llegó de los jugones. Castro y Kukic jugando juntos, rememorando aquel Ciudad de Logroño que empezó a codearse con los mejores equipos del mundo de la mano de hombres como Sasha Tioumentsev, Miguel Ángel Velasco y Víctor Vigo en una primera línea de lujo. Ayer, la expulsión prematura de Garabaya y la lesión -al final no tan grave- de Garciandia hicieron que el equipo logroñés encontrara otras opciones.

Montoro respondió atrás y en ataque. Juan Castro y Lazar Kukic se entendieron como si hubiesen jugado juntos toda la vida, arruinando de un plumazo el 5-1 propuesto por Nikola Milos que en la primera parte permitió la remontada del bloque local. Y todo con la seguridad de Jakub Krupa, abortando una y otras vez los lanzamientos valencianos, lanzando a su equipo al contraataque, marcando la diferencia.

El equipo riojano encadena su tercera victoria consecutiva y se acomoda en la zona media

Comenzó centrado el Ciudad de Logroño. Intenso en defensa, desarticuló los primeros avances del Fertiberia, que pareció depender demasiado del brazo de Johan Boisedu. La retaguardia estuvo muy bien apoyada, en esos primeros minutos, por el meta checo, que amargó los intentos iniciales del primera línea francés. Esto permitió que el equipo franjivino, ayer de negro, pudiese correr y marcar goles fáciles gracias a Ángel Fernández. El cántabro, uno de los máximos artilleros de la Liga, acabaría la jornada con ocho dianas.

Así las cosas, después de los primeros diez minutos el conjunto visitante ganaba 3-8, con cinco paradas de Kupra. El BM Logroño jugaba con tranquilidad, sacaba rápido a cada gol valenciano, y mantenía una buena renta. En el estático, Imanol Garciandia marcó las diferencias. El lateral zurdo vasco, que se marchó lesionado de un hombro, es uno de los jugadores más regulares de la plantilla. No solo marca; también asiste, tanto al pivote como a los extremos.

El equipo riojano manejaba el partido a su antojo, pero en el ecuador de esa primera parte comenzó a equivocarse, sobre todo en ataque. Pases a la grada, balones robados por la zaga local y faltas en ataque permitieron que las tornas cambiaran: era el Fertiberia Puerto Sagunto el que corría y empataba las cosas (10-10, minuto 21) gracias a un gol de Ángel Pérez de Inestrosa. El Logroño parecía estar jugando con fuego. Y el que se quemó fue Rubén Garabaya, el hombre más experimentado del conjunto de Jota González. A los 25 minutos, el asturiano cometió una falta normal sobre Boisedu, que los árbitros interpretaron como roja directa. Se desarmó así el esquema defensivo logroñés, que aún así revivió en una doble inferioridad gracias a Kupra y a otras tantas réplicas, que fueron determinantes. Incluso, en la última jugada, Juande Linares tiró forzado, Kupra paró y Ángel Fernández estableció el 13-16 a la contra.

En la segunda parte, después de un inicio dubitativo, el Ciudad de Logroño puso la directa. Lo hizo gracias a los centrales del equipo, que dejaron en evidencia a la defensa valenciana con sus fintas. Tanto Kukic como Castro respondieron al envite, sentenciaron el encuentro y se gustaron. Jugaron con inteligencia, eligiendo siempre la mejor opción, marcaron y asistieron, buscando el cambio con velocidad en vez de celebrar una nueva, e importantísima, victoria del equipo riojano.

Con este triunfo, que deja a las claras la unión de una plantilla que siempre creyó en sí misma, el Ciudad de Logroño se permite respirar un poco. Encadenan los riojanos su tercera victoria consecutiva en la Asobal y se permiten tener licencia de soñar con una remontada ante el Minsk el próximo sábado. Los de Jota González, que abandonan la zona más caliente de la clasificación, se puede mirar al espejo y permitirse el lujo de gustarse.

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