«No quiero agredir, es una acción fortuita»

«En una pérdida voy a buscar el balón al centro del campo y Fabregas se tira a por él y cae detrás mío. En el momento del impacto, intuyo que el jugador se queja de un codazo en la cara, pero yo no lo noto en ningún momento», explicó el 5 franjivino. «Consigo atrapar el balón delante de él y se lo paso a Víctor Vigo. Cuando me quiero incorporar, en el momento que apoyo los brazos mi mano derecha golpea a Fabregas. No sé dónde le golpeo porque no me giro en ningún momento. Es una acción fortuita», añadió el pivote.

Una vez levantado, Fabregas, desde el suelo, le zancadillea el tobillo, pero no lo consigue y los árbitros paran el partido. «No entendía muy bien qué había pasado», apuntó Peciña. «A partir de ahí, el delegado federativo llama a los árbitros, que no se lo piensan dos veces y deciden expulsarme con una roja descalificatoria y por consecuencia, una tarjeta azul», señaló un afligido Peciña.

Al término del encuentro, el pivote irundarra fue a hablar con los colegiados para explicarles lo sucedido. «No niego que contacte con Fabregas porque sigo sin saber dónde le he dado pero no tengo la intención de agredir a nadie. Ellos me dijeron que lo entendían, que agradecían el gesto, pero que ya no estaba en sus manos», manifestó el jugador franjivino.

A partir de ahora, el Ciudad de Logroño deberá remitir un informe a la Federación Europea (EHF) para que el organismo, visualizando el vídeo, dictamine la sanción a Iñaki Peciña. «Ellos lo que me afirman que desde la mesa les han dicho que había habido una agresión clara al rostro cosa que, insisto, nunca he tenido la intención de hacer», comentó el vasco, al que le advirtieron que una tarjeta azul siempre acarrea una jornada de sanción.

«Me duelo, sobre todo por el partido y por el resultado (ante el Montpellier). He perjudicado muchísimo al equipo. Llevaba tan solo cinco minutos en pista e irte así duele. Y luego te planteas lo que nos viene ahora», sintetizó.