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balonmano

Trazos

Cada uno recibe lo que se merece, considera el autor, por eso, "el Palacio dibujó una sonrisa en la cara de Cacheda"

Eloy Madorrán

Lunes, 21 de noviembre 2016, 21:55

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Somos trazos. Nuestra vida es un dibujo que vamos pintando poco a poco casi sin darnos cuenta. A veces en colores, otras en blanco y negro, el día a día es un ejercicio de esfuerzo por intentar que ese trazo resalte firme y consistente sobre el papel. Y al final nos vamos de aquí dejando tras nosotros un mural de sentimientos que permanece imborrable entre los que nos quieren.

Somos trazos. Y nuestros trazos tienen la capacidad de enriquecer y mejorar los trazos que nos rodean. Se consigue en esos momentos mágicos, cómplices, los de verdad. Esos en los que no cabe impostura ni engaño.

El Palacio de los Deportes de Logroño fue el escenario de uno de esos instantes que te ponen la piel de gallina, un nudo marinero en la garganta y una lágrima en el balcón de los ojos. Y ocurrió en el descanso del Naturhouse-Chekhovskie de Liga de Campeones. Pablo Cacheda se acercó a la pista para atender a los compañeros de televisón. Muletas en mano, pierna izquierda inmovilizada, el gallego apareció en esa pista que tardará mucho tiempo en pisar. Y sucedió. De manera espontánea el público comenzó a aplaudir. Fue una ovación de 'ánimo', de 'gracias', de 'te vamos a esperar el tiempo que sea necesario'. Y los trazos se unieron. Y cada uno hizo más bonito el trazo de al lado.Y sin darnos cuenta el Palacio de convirtió en un gran dibujo. Concretamente en una sonrisa. La que apareció en la cara de Pablo Cacheda, abrumado por una demostración tal de cariño. (Casi) Siempre uno recibe lo que siembra.

Por eso el Palacio dibujó una sonrisa en la cara de Cacheda.

Por eso y porque existen las historias de piratas, las películas de vaqueros, los desamores y Peter Pan.

Por eso y porque somos trazos.

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